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ZACARÍAS 13:2-9

ZACARÍAS 13:2-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

»En aquel día arrancaré del país los nombres de los ídolos, y nunca más volverán a ser invocados —afirma el SEÑOR Todopoderoso—. También eliminaré del país a los profetas y la impureza que los inspira. Y, si hubiera todavía alguno que quisiera profetizar, sus propios padres le dirán: “Has mentido en el nombre del SEÑOR. Por tanto, debes morir”. Y, por meterse a profeta, sus propios padres lo traspasarán con espada. »En aquel día los profetas se avergonzarán de sus visiones proféticas. Ya no engañarán a nadie vistiéndose con mantos de piel, sino que cada cual dirá: “Yo no soy profeta, sino agricultor. Desde mi juventud, la tierra ha sido mi ocupación”. Y, si alguien le pregunta: “¿Por qué tienes esas heridas en las manos?”, él responderá: “Son las heridas que me hicieron en casa de mis amigos”. »¡Despierta, espada, contra mi pastor, contra el hombre en quien confío! —afirma el SEÑOR Todopoderoso—. Hiere al pastor para que se dispersen las ovejas y vuelva yo mi mano contra los corderitos. Las dos terceras partes del país serán abatidas y perecerán; solo una tercera parte quedará con vida —afirma el SEÑOR—. Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo les responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”, y ellos dirán: “El SEÑOR es nuestro Dios”.

ZACARÍAS 13:2-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Y en todo este país destruiré hasta los nombres de los ídolos, para que no sigan siendo invocados. Y también quitaré del país a los profetas y a todo espíritu impuro. Yo, el Señor, doy mi palabra. “Entonces, cuando alguno quiera profetizar, sus propios padres le dirán: ‘¡Tú has de morir, porque pretendes hacer pasar tus mentiras por mensajes del Señor!’ ¡Sus propios padres lo apuñalarán cuando se esté haciendo pasar por profeta! En aquel tiempo, los profetas tendrán vergüenza de sus visiones cuando profeticen. Ninguno engañará poniéndose el manto de pieles de los profetas, sino que cada cual dirá: ‘Yo no soy profeta, sino labrador. Desde niño me he dedicado a trabajar en el campo.’ Y si alguien le pregunta: ‘¿Pues qué heridas son esas que traes en el cuerpo?’, él contestará: ‘Me las hicieron en casa de mis amigos.’ ” El Señor todopoderoso afirma: “¡Levántate, espada, contra mi pastor y contra mi ayudante! ¡Mata al pastor y el rebaño se dispersará, y yo me volveré contra los corderos! Morirán dos terceras partes de los que habitan en este país: solo quedará con vida la tercera parte. Y a esa parte que quede la haré pasar por el fuego, la purificaré como se purifica la plata, la afinaré como se afina el oro. Entonces ellos me invocarán y yo les contestaré. Los llamaré ‘Pueblo mío’ y ellos responderán: ‘El Señor es nuestro Dios.’ Yo, el Señor, doy mi palabra.”

ZACARÍAS 13:2-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

»En aquel día arrancaré del país los nombres de los ídolos, y nunca más volverán a ser invocados —afirma el SEÑOR Todopoderoso—. También eliminaré del país a los profetas y la impureza que los inspira. Y, si hubiera todavía alguno que quisiera profetizar, sus propios padres le dirán: “Has mentido en el nombre del SEÑOR. Por tanto, debes morir”. Y, por meterse a profeta, sus propios padres lo traspasarán con espada. »En aquel día los profetas se avergonzarán de sus visiones proféticas. Ya no engañarán a nadie vistiéndose con mantos de piel, sino que cada cual dirá: “Yo no soy profeta, sino agricultor. Desde mi juventud, la tierra ha sido mi ocupación”. Y, si alguien le pregunta: “¿Por qué tienes esas heridas en las manos?”, él responderá: “Son las heridas que me hicieron en casa de mis amigos”. »¡Despierta, espada, contra mi pastor, contra el hombre en quien confío! —afirma el SEÑOR Todopoderoso—. Hiere al pastor para que se dispersen las ovejas y vuelva yo mi mano contra los corderitos. Las dos terceras partes del país serán abatidas y perecerán; solo una tercera parte quedará con vida —afirma el SEÑOR—. Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo les responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”, y ellos dirán: “El SEÑOR es nuestro Dios”.