CANTARES 4:1-4
CANTARES 4:1-4 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Qué hermosa eres, amor mío! ¡Qué hermosa eres! Tus ojos son palomas entre el velo, y tu pelo, un rebaño de cabras que baja las laderas de Galaad. Tus dientes, un rebaño esquilado recién salido del baño; cada oveja con mellizos, no hay ni una estéril. Una cinta carmesí son tus labios, deliciosos cuando hablas; dos mitades de granada tus mejillas tras tu velo. Tu cuello es la torre de David destinada a museo de armas: mil escudos penden de ella, las adargas de los héroes.
CANTARES 4:1-4 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! ¡Tus ojos son como palomas detrás de tu velo! Tus cabellos, como manada de cabras que bajan retozando las laderas de Galaad. Tus dientes, como manada de ovejas que suben del baño recién trasquiladas, todas con crías gemelas, ninguna entre ellas estéril. Tus labios son como un hilo de grana; tu hablar, cadencioso; tus mejillas, como gajos de granada detrás de tu velo. Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería: de ella cuelgan mil escudos, escudos todos de valientes.
CANTARES 4:1-4 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¡Qué hermosa eres, amor mío! ¡Qué hermosa eres! Tus ojos son dos palomas escondidas tras tu velo; tus cabellos son como cabritos que retozan por los montes de Galaad. Tus dientes, todos perfectos, son un rebaño de ovejas recién salidas del baño y listas para la trasquila. Tus labios son rojos como hilos de escarlata, y encantadoras tus palabras. Tus mejillas son dos gajos de granada escondidos tras tu velo. Tu cuello es semejante a la bella torre de cantería que se construyó para David. De ella cuelgan mil escudos, escudos todos de valientes.
CANTARES 4:1-4 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Cuán bella eres, amada mía! ¡Cuán bella eres! Tus ojos, tras el velo, son dos palomas. Tus cabellos son como los rebaños de cabras que retozan en los montes de Galaad. Tus dientes son como ovejas recién trasquiladas, que ascienden después de haber sido bañadas. Cada una de ellas tiene su pareja; ninguna de ellas está sola. Tus labios son cual cinta escarlata; tus palabras me tienen hechizado. Tus mejillas, tras el velo, parecen dos mitades de granadas. Tu cuello se asemeja a la torre de David, construida con piedras labradas; de ella penden mil escudos, escudos de guerreros todos ellos.