CANTARES 4:1-16
CANTARES 4:1-16 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! ¡Tus ojos son como palomas detrás de tu velo! Tus cabellos, como manada de cabras que bajan retozando las laderas de Galaad. Tus dientes, como manada de ovejas que suben del baño recién trasquiladas, todas con crías gemelas, ninguna entre ellas estéril. Tus labios son como un hilo de grana; tu hablar, cadencioso; tus mejillas, como gajos de granada detrás de tu velo. Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería: de ella cuelgan mil escudos, escudos todos de valientes. Tus dos pechos, como gemelos de gacela que se apacientan entre lirios. Mientras despunta el día y huyen las sombras, me iré al monte de la mirra, a la colina del incienso. ¡Qué hermosa eres, amada mía! No hay defecto en ti. Ven conmigo del Líbano, esposa mía; baja del Líbano conmigo. Mira desde la cumbre del Amaná, desde la cumbre del Senir y del Hermón, desde las guaridas de los leones, desde los montes de los leopardos. Me robaste el corazón, hermana, esposa mía; me robaste el corazón con una mirada tuya, con una gargantilla de tu cuello. ¡Qué deliciosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Más deliciosos que el vino son tus amores! ¡La fragancia de tus perfumes es mejor que cualquier especia aromática! ¡Esposa mía! Tus labios, como un panal, destilan miel; miel y leche hay debajo de tu lengua, y el aroma de tus vestidos es como la fragancia del Líbano. Jardín cerrado eres, hermana mía, esposa mía; fuente cerrada, sellado manantial, vergel de renuevos de granado, de frutos suaves, de flores de alheña y de nardos, nardo y azafrán, caña aromática y canela, árboles de incienso y de mirra, áloes y las más aromáticas especias. Manantial de los jardines, pozo de aguas vivas que descienden del Líbano. ¡Levántate, Aquilón, y ven, Austro! ¡Soplad, y mi jardín desprenda sus aromas! ¡Venga mi amado a su jardín y coma de sus dulces frutos!
CANTARES 4:1-16 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Qué hermosa eres, amor mío! ¡Qué hermosa eres! Tus ojos son palomas entre el velo, y tu pelo, un rebaño de cabras que baja las laderas de Galaad. Tus dientes, un rebaño esquilado recién salido del baño; cada oveja con mellizos, no hay ni una estéril. Una cinta carmesí son tus labios, deliciosos cuando hablas; dos mitades de granada tus mejillas tras tu velo. Tu cuello es la torre de David destinada a museo de armas: mil escudos penden de ella, las adargas de los héroes. Tus dos pechos, dos crías mellizas de gacela paciendo entre azucenas. Mientras despunta el día y se esfuman las sombras, iré al monte de la mirra, al otero del incienso. ¡Tú eres toda hermosa, amor mío! ¡No hay en ti ningún defecto! Ven, novia, desde el Líbano, vente del Líbano, vuelve; baja de la cumbre de Amaná, de las cimas del Senir y del Hermón de las guaridas y montes de leones y leopardos. Me robaste el corazón, hermana y novia mía, me robaste el corazón con una sola mirada, con una sola perla del collar. ¡Qué suaves son tus amores, hermana y novia mía! ¡Son más dulces que el vino tus amores! ¡Es mejor que todo aroma el olor de tus perfumes! Miel silvestre hay en tus labios, novia mía; miel y leche debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos es como aroma del Líbano. Eres jardín cerrado, hermana y novia mía, eres jardín cerrado, fuente secreta. De ti brota un jardín de granados con frutos exquisitos, de alheña y de nardo; nardo y azafrán, canela y cinamomo; con toda clase de árboles de incienso, mirra y áloe, con las más selectas especias. ¡Fuente de los jardines, manantial de agua viva que fluye desde el Líbano! ¡Despierta, cierzo! ¡Ven aquí, ábrego! Oread mi jardín, que esparza sus aromas. Que venga mi amor a su jardín y coma de sus frutos exquisitos.
CANTARES 4:1-16 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¡Qué hermosa eres, amor mío! ¡Qué hermosa eres! Tus ojos son dos palomas escondidas tras tu velo; tus cabellos son como cabritos que retozan por los montes de Galaad. Tus dientes, todos perfectos, son un rebaño de ovejas recién salidas del baño y listas para la trasquila. Tus labios son rojos como hilos de escarlata, y encantadoras tus palabras. Tus mejillas son dos gajos de granada escondidos tras tu velo. Tu cuello es semejante a la bella torre de cantería que se construyó para David. De ella cuelgan mil escudos, escudos todos de valientes. Tus pechos son dos gacelas, dos gacelas mellizas que pacen entre las rosas. Mientras llega el día y huyen las sombras, me iré al monte de la mirra, a la colina del incienso. ¡Tú eres hermosa, amor mío; hermosa de pies a cabeza! ¡En ti no hay defecto alguno! Baja conmigo del Líbano, novia mía; baja conmigo del Líbano. Contempla el valle desde la cumbre del Amaná, desde la cumbre del Senir y del Hermón; desde las cuevas de los leones, desde los montes de los leopardos. Me robaste el corazón, hermanita, novia mía; me robaste el corazón con una mirada tuya, con un hilo de tu collar. ¡Qué gratas son tus caricias, hermanita, novia mía! ¡Son tus caricias más dulces que el vino, y más deliciosos tus perfumes que toda especia aromática! Novia mía, de tus labios brota miel. ¡Miel y leche hay debajo de tu lengua! ¡Como fragancia del Líbano es la fragancia de tu vestido! Tú, hermanita, novia mía, eres jardín cerrado, cerrada fuente, sellado manantial; jardín donde brotan los granados de frutos exquisitos; jardín donde hay flores de alheña, y hay nardos y azafrán, caña aromática y canela, toda clase de árboles de incienso, y mirra y áloe; ¡todas las mejores especias aromáticas! La fuente del jardín es un pozo del que brota el agua que baja desde el Líbano. Viento del norte, ¡despierta! Viento del sur, ¡ven acá! ¡Soplad en mi jardín y esparcid su perfume!
CANTARES 4:1-16 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Cuán bella eres, amada mía! ¡Cuán bella eres! Tus ojos, tras el velo, son dos palomas. Tus cabellos son como los rebaños de cabras que retozan en los montes de Galaad. Tus dientes son como ovejas recién trasquiladas, que ascienden después de haber sido bañadas. Cada una de ellas tiene su pareja; ninguna de ellas está sola. Tus labios son cual cinta escarlata; tus palabras me tienen hechizado. Tus mejillas, tras el velo, parecen dos mitades de granadas. Tu cuello se asemeja a la torre de David, construida con piedras labradas; de ella penden mil escudos, escudos de guerreros todos ellos. Tus pechos parecen dos cervatillos, dos crías mellizas de gacela que pastan entre azucenas. Antes de que el día despunte y se desvanezcan las sombras, subiré a la montaña de la mirra, a la colina del incienso. Toda tú eres bella, amada mía; no hay en ti defecto alguno. Desciende del Líbano conmigo, novia mía; desciende del Líbano conmigo. Baja de la cumbre del Amaná, de la cima del Senir y del Hermón. Baja de las guaridas de los leones, de los montes donde habitan los leopardos. Cautivaste mi corazón, hermana y novia mía, con una mirada de tus ojos; con una vuelta de tu collar cautivaste mi corazón. ¡Cuán delicioso es tu amor, hermana y novia mía! ¡Más agradable que el vino es tu amor, y más que toda especia la fragancia de tu perfume! Tus labios, novia mía, destilan miel; leche y miel escondes bajo la lengua. Cual fragancia del Líbano es la fragancia de tus vestidos. Jardín cerrado eres tú, hermana y novia mía; ¡jardín cerrado, sellado manantial! Tus pechos son un huerto de granadas con frutos exquisitos, con flores de nardo y azahar; con toda clase de árbol resinoso, con nardo y azafrán, con cálamo y canela, con mirra y áloe, y con las más finas especias. Eres fuente de los jardines, manantial de aguas vivas, ¡arroyo que del Líbano desciende! ¡Viento del norte, despierta! ¡Viento del sur, ven acá! Soplad en mi jardín; ¡esparcid vuestra fragancia! Que venga mi amado a su jardín y pruebe sus frutos exquisitos.