ROMANOS 4:4-8
ROMANOS 4:4-8 Reina Valera 2020 (RV2020)
Ahora bien, al que trabaja no se le cuenta el salario como un regalo, sino como deuda. En cambio, al que no se basa en sus obras, sino que cree en aquel que justifica al impío, su fe le es tenida en cuenta como justicia. Del mismo modo David también afirma la bienaventuranza de aquel a quien Dios atribuye justicia sin obras, cuando dice: Dichosos aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Dichoso aquel a quien el Señor no culpa de pecado .
ROMANOS 4:4-8 La Palabra (versión española) (BLP)
Por otra parte, el salario del que trabaja no es un regalo, sino una deuda. De modo que quien no pone su confianza en las propias obras, sino que se fía de Dios, que justifica al pecador, efectivamente su fe le justifica. Igualmente David llama dichoso a aquel a quien Dios le tiene en cuenta la justicia con independencia de las obras: ¡Dichosos aquellos a quienes Dios ha perdonado sus culpas, y aquellos cuyos pecados ha sepultado en lo profundo! ¡Dichoso aquel a quien el Señor no le toma en cuenta su pecado!
ROMANOS 4:4-8 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Ahora bien, al que trabaja no se le da el salario como un regalo, sino como el pago de una deuda; en cambio, al que cree en Dios, que hace justo al pecador, Dios le toma en cuenta la fe para aceptarle como justo, aunque no haya hecho nada que merezca su favor. David mismo habló de la dicha de aquel a quien Dios acepta como justo sin tomarle en cuenta sus hechos. Dijo David: “¡Dichosos aquellos a quienes Dios perdona sus maldades y pasa por alto sus pecados! ¡Dichoso el hombre a quien el Señor no toma en cuenta su pecado!”
ROMANOS 4:4-8 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Ahora bien, cuando alguien trabaja, no se le toma en cuenta el salario como un favor, sino como una deuda. Sin embargo, al que no trabaja, sino que cree en el que justifica al malvado, se le toma en cuenta la fe como justicia. David dice lo mismo cuando habla de la dicha de aquel a quien Dios le atribuye justicia sin la mediación de las obras: «¡Dichosos aquellos a quienes se les perdonan las transgresiones y se les cubren los pecados! ¡Dichoso aquel cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta!»