ROMANOS 4:18-21
ROMANOS 4:18-21 Reina Valera 2020 (RV2020)
Abrahán creyó, en esperanza contra esperanza, que sería hecho padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia . Y su fe no se debilitó, ni al considerar su cuerpo ya cercano a la muerte, pues tenía casi cien años, ni la matriz estéril de Sara. Tampoco dudó con desconfianza de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en la fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios era también poderoso para hacer todo lo que había prometido.
ROMANOS 4:18-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: «¡Así de numerosa será tu descendencia!» Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara. Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido.
ROMANOS 4:18-21 La Palabra (versión española) (BLP)
Esperando incluso cuando parecía cerrado el camino a la esperanza, creyó Abrahán que llegaría a convertirse en padre de muchos pueblos, según lo que Dios le había prometido: Así será tu descendencia. Y no vaciló en su fe, aun siendo consciente de que su cuerpo carecía ya de vigor —tenía casi cien años— y de que el seno de Sara era ya incapaz de concebir. Lejos de hacerle caer en la incredulidad, la promesa de Dios robusteció su fe. Reconoció así la grandeza de Dios y manifestó su plena convicción de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete.
ROMANOS 4:18-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En contra de toda esperanza, Abraham creyó y tuvo esperanza, y así llegó a ser “padre de muchas naciones”, conforme a lo que Dios le había dicho: “Así será el número de tus descendientes”. La fe de Abraham no se debilitó, a pesar de que ya tenía casi cien años de edad y se daba cuenta de que tanto él como Sara pronto habrían de morir, y que eran demasiado ancianos para tener hijos. No dudó ni desconfió de la promesa de Dios, sino que su fe se hizo más firme. Alabó a Dios, plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete.