ROMANOS 3:20-25
ROMANOS 3:20-25 La Palabra (versión española) (BLP)
A nadie, en efecto, justificará Dios por la observancia de la ley, pues la misión de la ley es hacernos conscientes del pecado. Pero ahora, la justicia de Dios, de la que dan testimonio la Ley y los Profetas, se ha manifestado con independencia de la ley. Justicia de Dios que alcanza a todos los creyentes por medio de la fe en Jesucristo. A todos sin distinción, puesto que todos pecaron y todos están privados de la gloria divina. Pero Dios, por su benevolencia, los justifica de forma gratuita mediante la liberación realizada por Jesucristo, a quien Dios ha hecho, para quienes creen en su muerte, instrumento de perdón. Así, cuando perdonó los pecados cometidos en el pasado, puso de manifiesto su justicia
ROMANOS 3:20-25 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
porque Dios no declarará justo a nadie por haber cumplido la ley, ya que la ley sirve tan solo para hacernos saber que somos pecadores. Pero ahora, aparte de la ley, Dios ha dado a conocer de qué manera nos hace justos, lo cual se comprueba por los libros de la ley y los profetas: Dios, por medio de la fe en Jesucristo, hace justos a todos los que creen. Pues no hay diferencia, porque todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios. Pero Dios, en su bondad y gratuitamente, los hace justos mediante la liberación realizada por Cristo Jesús. Dios hizo que Cristo, al derramar su sangre, fuera el instrumento del perdón. Este perdón se alcanza por la fe. Así quiso Dios demostrar su justicia, y mostrar que si pasó por alto los pecados de otro tiempo
ROMANOS 3:20-25 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado. Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación que se recibe por la fe en su sangre, para demostrar así su justicia. Anteriormente, en su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados