ROMANOS 14:13-23
ROMANOS 14:13-23 Reina Valera 2020 (RV2020)
Así que, no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien procurad no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es impuro en sí mismo; pero para el que piensa que algo es impuro, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano se siente agraviado, ya no te comportas conforme al amor. No hagas que por causa de tu comida se pierda aquel por quien Cristo murió. No permitáis que se hable mal de lo que es vuestro bien, porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios y es reconocido por la gente. Por lo tanto, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. En realidad, todas las cosas son limpias; lo malo es hacer tropezar a otros por lo que comemos. Lo mejor es no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada que ofenda, debilite o haga tropezar a tu hermano. Tú tienes la convicción que la fe te ha dado. Guárdala para ti mismo delante de Dios. Dichoso aquel que no se considera culpable con la decisión que toma. Pero el que duda sobre lo que come, se condena a sí mismo, porque no lo hace con la convicción que da la fe; y todo lo que no proviene de una convicción de fe, es pecado.
ROMANOS 14:13-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, proponeos no poner tropiezos ni obstáculos al hermano. Yo, de mi parte, estoy plenamente convencido en el Señor Jesús de que no hay nada impuro en sí mismo. Si algo es impuro, lo es solamente para quien así lo considera. Ahora bien, si tu hermano se angustia por causa de lo que comes, ya no te comportas con amor. No destruyas, por causa de la comida, al hermano por quien Cristo murió. En una palabra, no deis lugar a que se hable mal del bien que vosotros practicáis, porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas, sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo. El que de esta manera sirve a Cristo agrada a Dios y es aprobado por sus semejantes. Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todo alimento es puro; lo malo es hacer tropezar a otros por lo que uno come. Más vale no comer carne ni beber vino, ni hacer nada que haga caer a tu hermano. Así que la convicción que tengas tú al respecto, mantenla como algo entre Dios y tú. Dichoso aquel a quien su conciencia no lo acusa por lo que hace. Pero el que tiene dudas en cuanto a lo que come se condena; porque no lo hace por convicción. Y todo lo que no se hace por convicción es pecado.
ROMANOS 14:13-23 La Palabra (versión española) (BLP)
Por tanto, dejemos ya de criticarnos unos a otros. Proponeos, más bien, no ser para el hermano ocasión o motivo de pecado. Apoyado en Jesús, el Señor, estoy plenamente convencido de que nada es en sí mismo impuro; una cosa es impura solo para aquel que la considere como tal. Claro que si, por comer un determinado alimento, haces daño a tu hermano, ya no es el amor la norma de tu vida. ¡Triste cosa sería hacer que perezca por cuestiones de alimentos alguien por quien Cristo ha muerto! No permitáis, pues, que se os critique por algo que en sí mismo es bueno. El reino de Dios no consiste en lo que se come o en lo que se bebe; consiste en una vida recta, alegre y pacífica que procede del Espíritu Santo. Quien sirve así a Cristo, agrada a Dios y se granjea la estima humana. Así que busquemos con afán lo que contribuye a la paz y a la convivencia mutua. ¿Por qué destruir la obra de Dios por una cuestión de alimentos? Todo lo que se come es bueno, pero se convierte en malo para quien, al comerlo, pone a otro en ocasión de pecado. Más vale, pues, que te abstengas de carne, de vino o de cualquier otra cosa, antes que poner a tu hermano en trance de pecar. La fe bien formada que tú tienes, resérvala para tus relaciones personales con Dios. ¡Dichoso el que puede tomar una decisión sin angustias de conciencia! Pero quien tiene dudas de si un alimento está prohibido o permitido y, sin embargo, lo come, se hace culpable al no proceder conforme al dictamen de su conciencia. Pues todo lo que se hace con mala conciencia es pecado.
ROMANOS 14:13-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Por eso, basta ya de criticarnos unos a otros. Proponeos más bien no hacer nada que sea causa de que vuestro hermano tropiece, o que ponga en peligro su fe. Yo sé que no hay nada impuro en sí mismo; como creyente en el Señor Jesús, estoy seguro de ello. Si alguien piensa que una cosa es impura, será impura para él. Pero si por aquello que tú comes, tu hermano se siente ofendido, tu conducta ya no se inspira en el amor. ¡Que tu comida no sea causa de que se pierda aquel por quien Cristo murió! No deis, pues, lugar a que se hable mal de ese bien que tenéis. Porque el reino de Dios no consiste en comer o beber ciertas cosas, sino en vivir en justicia, paz y alegría por medio del Espíritu Santo. El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por los hombres. Por lo tanto, busquemos lo que conduce a la paz y a la mutua edificación espiritual. No eches a perder la obra de Dios por causa de la comida. En realidad, todos los alimentos son limpios; lo malo es comer algo que haga perder la fe a otros. Es mejor que no comas carne ni bebas vino ni hagas nada que sea causa de que tu hermano tropiece. La fe que tienes, guárdala para ti mismo delante de Dios. ¡Dichoso aquel que usa de su libertad sin cargos de conciencia! Pero el que no está seguro de si debe o no debe comer algo, se hace culpable al comerlo porque no lo come con la convicción que da la fe; y todo lo que no se hace con la convicción que da la fe, es pecado.