APOCALIPSIS 18:1-4
APOCALIPSIS 18:1-4 La Palabra (versión española) (BLP)
Vi después bajar del cielo a otro ángel con inmenso poder. Su resplandor iluminó la tierra, y proclamó con fuerte voz: —¡Por fin cayó Babilonia, la poderosa! Hoy es mansión de demonios, guarida de espíritus impuros y de toda clase de aves inmundas y asquerosas. Porque ella emborrachó con el vino de su desenfrenada lujuria a gentes de toda procedencia; adulteró con los reyes de la tierra, y a costa de su lujo desmedido se enriquecieron los traficantes del mundo. Y oí otra voz que decía desde el cielo
APOCALIPSIS 18:1-4 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Después de esto vi otro ángel que bajaba del cielo; tenía mucha autoridad, y la tierra quedó iluminada con su resplandor. Con fuerte voz gritaba: “¡Cayó, cayó la gran Babilonia! ¡Se ha vuelto vivienda de demonios, guarida de toda clase de espíritus impuros, nido de fieras impuras y odiosas! Todas las naciones se emborracharon con el vino de su prostitución; los reyes de la tierra se prostituyeron con ella, y los comerciantes de la tierra se hicieron ricos con los excesos de su derroche.” Oí otra voz del cielo, que decía: “Salid de esa ciudad, vosotros, que sois mi pueblo, para que no participéis de sus pecados ni os alcancen sus calamidades
APOCALIPSIS 18:1-4 Reina Valera 2020 (RV2020)
Después de esto vi que otro ángel descendía del cielo con gran poder, y la tierra se iluminó con su gloria. Clamó con voz potente, y dijo: —¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en albergue de toda ave inmunda y repugnante. Porque todas las naciones han bebido del vino de la ira de su inmoralidad sexual. Los reyes de la tierra se han prostituido con ella, y los comerciantes de la tierra se han enriquecido a costa de su derroche en lujos exagerados. Y oí otra voz del cielo, que decía
APOCALIPSIS 18:1-4 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Después de esto vi a otro ángel que bajaba del cielo. Tenía mucho poder, y la tierra se iluminó con su resplandor. Gritó a gran voz: «¡Ha caído! ¡Ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios y en guarida de todo espíritu maligno, en nido de toda ave impura y detestable. Porque todas las naciones han bebido el excitante vino de su adulterio; los reyes de la tierra cometieron adulterio con ella, y los comerciantes de la tierra se enriquecieron a costa de lo que ella despilfarraba en sus lujos». Luego oí otra voz del cielo que decía: «Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis cómplices de sus pecados, ni os alcance ninguna de sus plagas