APOCALIPSIS 15:2-4
APOCALIPSIS 15:2-4 La Palabra (versión española) (BLP)
Vi también una especie de mar, mezcla de fuego y cristal, en cuya orilla, de pie, estaban los vencedores de la bestia, de su imagen y de su nombre cifrado. Acompañándose de arpas celestiales, cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: —Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios, dueño de todo; recto y fiel es tu proceder, rey de las naciones. ¿Cómo no temerte, Señor? ¿Cómo no engrandecerte? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán a postrarse ante ti, porque tus designios de salvación se han hecho manifiestos.
APOCALIPSIS 15:2-4 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Vi también un mar como de vidrio mezclado con fuego. De pie, a la orilla del mar, estaban los que habían vencido a la bestia, a su imagen y al número de su nombre. Tenían las arpas que Dios les había dado, y cantaban el himno de Moisés, siervo de Dios, y el himno del Cordero: «Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han salido a la luz las obras de tu justicia».
APOCALIPSIS 15:2-4 Reina Valera 2020 (RV2020)
También vi lo que parecía ser un mar de vidrio mezclado con fuego. Los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, sobre su marca y el número de su nombre, estaban de pie sobre aquel mar semejante al vidrio, con las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, que dice: —Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Solo tú eres santo. Por eso todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han hecho manifiestos.
APOCALIPSIS 15:2-4 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Vi también lo que parecía ser un mar de cristal mezclado con fuego. En su orilla, con arpas que Dios les había dado, estaban aquellos que habían alcanzado la victoria sobre el monstruo y su imagen y sobre el número de su nombre. Y cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero. Decían: “Grande y maravilloso es todo lo que has hecho, Señor, Dios todopoderoso; rectos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, Señor? ¿Quién no te alabará? Pues solo tú eres santo, todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios han sido manifestados.”