APOCALIPSIS 13:11-18
APOCALIPSIS 13:11-18 Reina Valera 2020 (RV2020)
Después vi otra bestia que subía de la tierra. Tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como un dragón. Esta bestia ejercía toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hacía que la tierra y sus habitantes adoraran a la primera bestia, cuya herida mortal fue curada. También realizaba grandes señales, incluso la de hacer descender fuego del cielo a la tierra a la vista de la gente. Con las señales que se le permitió realizar en presencia de la bestia, engañó a los habitantes de la tierra y les ordenó que hicieran una imagen de la bestia que seguía con vida a pesar de haber sido herida a cuchillo. Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que esta imagen hablara e hiciera matar a todo el que no la adorara. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pudiera comprar ni vender, a menos que llevara la marca o el nombre de la bestia o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tenga entendimiento que descifre el número de la bestia, pues es número de un ser humano. Y su número es seiscientos sesenta y seis.
APOCALIPSIS 13:11-18 La Palabra (versión española) (BLP)
Vi luego cómo surgía de la tierra otra bestia, que tenía dos cuernos de carnero y hablaba como un dragón. Tenía todo el poderío de la primera bestia y lo ejercía en su favor, logrando que todos los habitantes de la tierra adorasen a aquella primera bestia, cuya herida mortal había sido curada. Realizaba prodigios formidables, como hacer bajar fuego del cielo a la tierra a la vista de la gente. Con esos prodigios que se le había permitido hacer en presencia de la bestia, engañaba a los habitantes de la tierra animándolos a erigir una imagen en honor de aquella bestia que estuvo herida de muerte y revivió. Se concedió a esta segunda bestia infundir vida a la imagen de la bestia hasta hacerla hablar y causar la muerte a todos cuantos se negaran a adorar esa imagen. Mandó también que todos, humildes y poderosos, ricos y pobres, libres y esclavos, llevaran una marca tatuada en la mano derecha o en la frente. Y solo quien llevaba tatuado el nombre de la bestia o la cifra de su nombre era considerado ciudadano con plenitud de derechos. Sabiduría se requiere aquí. El que presuma de sabio, pruebe a descifrar el número de la bestia, que es cifra humana. El seiscientos sesenta y seis es la cifra.
APOCALIPSIS 13:11-18 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Después vi otro monstruo que subía de la tierra. Tenía dos cuernos que parecían de cordero, pero hablaba como un dragón. Tenía toda la autoridad del primer monstruo y la ejercía en su presencia; hacía que la tierra y todos sus habitantes adorasen al primer monstruo, el que había sido curado de su herida mortal. También hacía grandes señales milagrosas: hasta hacía caer fuego del cielo a la tierra, a la vista de la gente. Con esas señales que se le permitía hacer en presencia del primer monstruo engañó a los habitantes de la tierra, y les mandó que hicieran una imagen del monstruo que seguía vivo a pesar de haber sido herido a filo de espada. Al segundo monstruo se le dio el poder de dar vida a la imagen del primer monstruo, para que hablara e hiciera matar a todos los que no la adorasen. Además hizo que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, les pusieran una marca en la mano derecha o en la frente. Y nadie podía comprar ni vender si no tenía la marca o el nombre del monstruo, o el número de su nombre. ¡Ahí se verá la sabiduría! El que entienda, calcule el número del monstruo, que es un número de hombre. Ese número es el seiscientos sesenta y seis.
APOCALIPSIS 13:11-18 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Después vi que de la tierra subía otra bestia. Tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como dragón. Ejercía toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hacía que la tierra y sus habitantes adoraran a la primera bestia, cuya herida mortal había sido sanada. También hacía grandes señales milagrosas, incluso la de hacer caer fuego del cielo a la tierra, a la vista de todos. Con estas señales que se le permitió hacer en presencia de la primera bestia, engañó a los habitantes de la tierra. Les ordenó que hicieran una imagen en honor de la bestia que, después de ser herida a espada, revivió. Se le permitió infundir vida a la imagen de la primera bestia, para que hablara y mandara matar a quienes no adoraran la imagen. Además logró que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, de modo que nadie pudiera comprar ni vender, a menos que llevara la marca, que es el nombre de la bestia o el número de ese nombre. En esto consiste la sabiduría: el que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia, pues es número de un ser humano: seiscientos sesenta y seis.