APOCALIPSIS 10:5-11
APOCALIPSIS 10:5-11 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entonces el ángel que yo había visto en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó al cielo su mano derecha y juró por el que vive para siempre, por el que creó el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas que hay en ellos. Dijo: “Ya no habrá más demora. Cuando llegue el tiempo en que el séptimo ángel toque su trompeta, se cumplirá el plan secreto de Dios, como él anunció a sus propios siervos los profetas.” La voz que yo había oído, y que salía del cielo, volvió a hablarme diciendo: “Ve y toma el rollo abierto que tiene en la mano el ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.” Fui al ángel y le pedí que me diera el pequeño rollo, y me contestó: “Toma y cómetelo. En tu boca será dulce como la miel, pero en tu estómago se volverá amargo.” Tomé el pequeño rollo de la mano del ángel y me lo comí; en mi boca era dulce como la miel, pero cuando lo hube comido se volvió amargo en mi estómago. Entonces me dijeron: “Tienes que anunciar otra vez el mensaje profético acerca de muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.”
APOCALIPSIS 10:5-11 Reina Valera 2020 (RV2020)
Entonces el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó su mano hacia el cielo y jurando por el que vive para siempre jamás, el que creó el cielo, la tierra y el mar y todo lo que hay en ellos, dijo: Juro que el tiempo se ha cumplido. Pero en aquel día cuando se oiga la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, se cumplirá el designio secreto de Dios, tal como él lo anunció a sus siervos los profetas. La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y me dijo: —Ve y toma el libro abierto que tiene en la mano el ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. Me acerqué al ángel, y le dije que me diera el librito. Y él me respondió: —Tómalo y cómetelo. Te amargará el estómago, pero en tu boca será dulce como la miel. Entonces tomé el librito de la mano del ángel y me lo comí. En mi boca era dulce como la miel, pero cuando lo hube comido amargó mi estómago. Entonces se me dijo: —Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.
APOCALIPSIS 10:5-11 La Palabra (versión española) (BLP)
Entonces el ángel que yo había visto de pie sobre el mar y la tierra firme, levantó al cielo la mano derecha y pronunció este juramento: —Por el que vive por siempre y para siempre; por el que creó el cielo, la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene, juro que el plazo se ha cumplido y que en aquel día, cuando el séptimo ángel se disponga a tocar su trompeta, Dios cumplirá su plan secreto anunciado como buena noticia a sus servidores los profetas. Y la misma voz que había escuchado desde el cielo, de nuevo me hablaba y me decía: —Vete y toma el libro que tiene abierto en su mano el ángel que está en pie sobre el mar y la tierra firme. Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el libro. Él me contestó: —Tómalo y cómetelo. Aunque te amargue las entrañas, será en tu boca dulce como la miel. Tomé, pues, el libro de la mano del ángel y me lo comí. Y resultó verdaderamente dulce como la miel en mi boca, pero amargo en mis entrañas una vez que me lo comí. Y me dijo alguien: —Debes aún proclamar un mensaje profético sobre multitud de pueblos, razas, lenguas y reinos.
APOCALIPSIS 10:5-11 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
El ángel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó al cielo su mano derecha y juró por el que vive por los siglos de los siglos, el que creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y dijo: «¡El tiempo ha terminado! En los días en que hable el séptimo ángel, cuando comience a tocar su trompeta, se cumplirá el designio secreto de Dios, tal y como lo anunció a sus siervos los profetas». La voz del cielo que yo había escuchado se dirigió a mí de nuevo: «Acércate al ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra, y toma el rollo que tiene abierto en la mano». Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el rollo. Él me dijo: «Tómalo y cómetelo. Te amargará las entrañas, pero en la boca te sabrá dulce como la miel». Lo tomé de la mano del ángel y me lo comí. Me supo dulce como la miel, pero al comérmelo se me amargaron las entrañas. Entonces se me ordenó: «Tienes que volver a profetizar acerca de muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».