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SALMOS 86:1-17

SALMOS 86:1-17 Reina Valera 2020 (RV2020)

Inclina, Señor, tu oído, y escúchame, porque estoy afligido y menesteroso. Guarda mi alma, porque soy piadoso; ¡salva tú, Dios mío, a tu siervo que en ti confía! Ten misericordia de mí, Señor, porque a ti clamo todo el día. Alegra la existencia de tu siervo, porque a ti, Señor, levanto mi alma, porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, rico en misericordia con los que te invocan. Escucha, Señor, mi oración y está atento a la voz de mis ruegos. En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes. Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni obras que igualen tus obras. Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, y glorificarán tu nombre, porque tú eres grande y haces maravillas; ¡solo tú eres Dios! Enséñame, Señor, tu camino, y caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre. Te alabaré, Señor, Dios mío, con todo mi corazón y glorificaré tu nombre para siempre, porque tu misericordia es grande para conmigo y has librado mi alma de las profundidades del seol. Dios, los soberbios se levantaron contra mí, gente violenta buscaba mi muerte, sin tenerte en cuenta a ti. Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad, mírame y ten misericordia de mí; da tu poder a tu siervo y guarda al hijo de tu sierva. Haz conmigo señal para bien, y véanla los que me aborrecen y sean avergonzados, porque tú, Señor, me ayudaste y me consolaste.

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SALMOS 86:1-17 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Atiéndeme, SEÑOR; respóndeme, pues pobre soy y estoy necesitado. Presérvame la vida, pues te soy fiel. Tú eres mi Dios, y en ti confío; ¡salva a tu siervo! Compadécete, Señor, de mí, porque a ti clamo todo el día. Reconforta el espíritu de tu siervo, porque a ti, Señor, elevo mi alma. Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan. Presta oído, SEÑOR, a mi oración; atiende a la voz de mi clamor. En el día de mi angustia te invoco, porque tú me respondes. No hay, Señor, entre los dioses otro como tú, ni hay obras semejantes a las tuyas. Todas las naciones que has creado vendrán, Señor, y ante ti se postrarán y glorificarán tu nombre. Porque tú eres grande y haces maravillas; ¡solo tú eres Dios! Instrúyeme, SEÑOR, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu nombre. Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré, y por siempre glorificaré tu nombre. Porque grande es tu amor por mí: me has librado de caer en el sepulcro. Gente altanera me ataca, oh Dios; una banda de asesinos procura matarme. ¡Son gente que no te tiene en cuenta! Pero tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo, lento para la ira, y grande en amor y verdad. Vuélvete hacia mí, y ten compasión; concédele tu fuerza a este siervo tuyo. ¡Salva a tu hijo fiel! Dame una muestra de tu amor, para que mis enemigos la vean y se avergüencen, porque tú, SEÑOR, me has brindado ayuda y consuelo.

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