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SALMOS 68:21-35

SALMOS 68:21-35 Reina Valera 2020 (RV2020)

Ciertamente, Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la testa cabelluda del que camina en sus pecados. El Señor dijo: «De Basán te haré volver; te haré volver de las profundidades del mar, porque tu pie se enrojecerá con la sangre de tus enemigos, y con ella la lengua de tus perros». ¡Vieron tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario! Los cantores van delante, los músicos detrás; en medio, las doncellas con panderos. ¡Bendecid a Dios en las congregaciones; al Señor, vosotros de la estirpe de Israel! Allí estaba el joven Benjamín, a la cabeza de ellos, los príncipes de Judá en su congregación, los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí. Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, Dios, lo que has hecho para nosotros. Por causa de tu templo, en Jerusalén, los reyes te ofrecerán dones. Reprime la reunión de gentes armadas, la multitud de toros con los becerros de los pueblos, hasta que todos se sometan con sus piezas de plata. ¡Esparce a los pueblos que se complacen en la guerra! Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios. ¡Reinos de la tierra, cantad a Dios, cantad al Señor, Selah al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad! Él hará oír su voz, su poderosa voz. Atribuid el poder a Dios; sobre Israel es su magnificencia y su poder está en los cielos. Temible eres, Dios, desde tus santuarios. El Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo.

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SALMOS 68:21-35 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Dios aplastará la cabeza de sus enemigos, la testa enmarañada de los que viven pecando. El Señor nos dice: «De Basán los haré regresar; de las profundidades del mar los haré volver, para que se empapen los pies en la sangre de sus enemigos; para que, al lamerla, los perros tengan también su parte». En el santuario pueden verse el cortejo de mi Dios, el cortejo de mi Dios y Rey. Los cantores van al frente, seguidos de los músicos de cuerda, entre doncellas que tocan panderetas. Bendecid a Dios en la gran congregación; alabad al SEÑOR, descendientes de Israel. Los guía la joven tribu de Benjamín, seguida de los múltiples príncipes de Judá y de los príncipes de Zabulón y Neftalí. Despliega tu poder, oh Dios; haz gala, oh Dios, de tu poder, que has manifestado en favor nuestro. A causa de tu templo en Jerusalén los reyes te ofrecerán presentes. Reprende a esa bestia de los juncos, a esa manada de toros bravos entre naciones que parecen becerros. Haz que, humillada, te lleve lingotes de plata; dispersa a las naciones belicosas. Egipto enviará embajadores, y Cus se someterá a Dios. Cantad a Dios, oh reinos de la tierra, cantad salmos al Señor, Selah al que cabalga por los cielos, los cielos antiguos, al que hace oír su voz, su voz de trueno. Reconoced el poder de Dios; su majestad está sobre Israel, su poder está en las alturas. En tu santuario, oh Dios, eres imponente; ¡el Dios de Israel da poder y fuerza a su pueblo!

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