Fuerza mía, en ti espero porque tú eres, oh Dios, mi refugio. El Dios de bondad me acogerá, Dios hará que vea a mis rivales derrotados.
A ti, fortaleza mía, vuelvo los ojos, pues tú, oh Dios, eres mi protector. Tú eres el Dios que me ama, e irás delante de mí para hacerme ver la derrota de mis enemigos.
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