SALMOS 53:1-6
SALMOS 53:1-6 La Palabra (versión española) (BLP)
El insensato piensa: «No hay Dios». Son perversos, su conducta es detestable. No hay quien haga el bien. Dios desde los cielos contempla a los humanos para ver si hay algún sensato que busque a Dios. Todos están perdidos, corrompidos sin excepción, no hay quien haga el bien, ni uno solo. ¿No lo comprenderán los malvados que devoran a mi pueblo como si fuera pan? No invocan a Dios. Se estremecerán de miedo los que nada temían, pues Dios esparce los huesos del que te acosa; han quedado humillados porque Dios los desprecia. ¡Ojalá venga de Sion la salvación de Israel! Cuando Dios restaure a su pueblo, se regocijará Jacob, se alegrará Israel.
SALMOS 53:1-6 Reina Valera 2020 (RV2020)
Dice el necio en su corazón: «No hay Dios». Se han corrompido e hicieron abominable maldad; ¡no hay quien haga el bien! Dios, desde los cielos, miró a los seres humanos, para ver si había alguien sensato que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni aun uno. ¿No tienen conocimiento todos los que hacen lo malo, que devoran a mi pueblo como si comieran pan y a Dios no invocan? Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo, porque Dios esparció los huesos del que puso asedio contra ti. Los avergonzaste porque Dios los desechó. ¡Ah, si saliera de Sion la salvación de Israel! Cuando Dios haga volver de la cautividad a su pueblo, se gozará Jacob, se alegrará Israel.
SALMOS 53:1-6 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Dice el necio en su corazón: «No hay Dios». Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que haga lo bueno! Desde el cielo Dios contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! ¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invocan a Dios! Allí los tenéis, sobrecogidos de miedo, cuando no hay nada que temer. Dios dispersó los huesos de quienes te atacaban; tú los avergonzaste, porque Dios los rechazó. ¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación para Israel! Cuando Dios restaure a su pueblo, se regocijará Jacob; se alegrará todo Israel.