SALMOS 42:1-6
SALMOS 42:1-6 Reina Valera 2020 (RV2020)
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, mi Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios? Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: «¿Dónde está tu Dios?». Me acuerdo de estas cosas y desahogo mi alma conmigo, de cómo yo iba con la multitud y la conducía hasta la casa de Dios, entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. ¿Por qué te abates, alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, ¡salvación mía y Dios mío! Dios mío, mi alma está abatida en mí. Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, desde los montes Hermón y Mizar.
SALMOS 42:1-6 La Palabra (versión española) (BLP)
Como la gacela suspira por torrentes de agua así, Dios mío, suspiro yo por ti. Estoy sediento de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo llegaré a ver el rostro de Dios? Mi llanto es mi alimento día y noche mientras no dejan de preguntarme: «¿Dónde está tu Dios?». Siento gran tristeza al recordar cómo avanzaba yo entre el gentío, llevándolos a la casa de Dios entre vítores de gozo y alabanza en medio de una muchedumbre en fiesta. ¿Por qué estoy abatido? ¿Por qué estoy tan turbado? En Dios pondré mi esperanza, no cesaré de alabarlo. ¡Él es mi Dios salvador! Estoy abatido; por eso te evoco desde la tierra del Jordán y el Hermón, desde el monte Mizar.
SALMOS 42:1-6 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Cual ciervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser. Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios? Mis lágrimas son mi pan de día y de noche, mientras me echan en cara a todas horas: «¿Dónde está tu Dios?» Recuerdo esto y me deshago en llanto: yo solía ir con la multitud, y la conducía a la casa de Dios. Entre voces de alegría y acciones de gracias hacíamos gran celebración. ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios! Me siento sumamente angustiado; por eso, mi Dios, pienso en ti desde la tierra del Jordán, desde las alturas del Hermón, desde el monte Mizar.