SALMOS 33:12-19
SALMOS 33:12-19 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Dichosa la nación cuyo Dios es el SEÑOR, el pueblo que escogió por su heredad. El SEÑOR observa desde el cielo y ve a toda la humanidad; él contempla desde su trono a todos los habitantes de la tierra. Él es quien formó el corazón de todos, y quien conoce a fondo todas sus acciones. No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente. Vana esperanza de victoria es el caballo; a pesar de su mucha fuerza, no puede salvar. Pero el SEÑOR cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor; él los libra de la muerte, y en épocas de hambre los mantiene con vida.
SALMOS 33:12-19 Reina Valera 2020 (RV2020)
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él escogió como heredad para sí. Desde los cielos miró el Señor; vio a todos los seres humanos; desde el lugar de su morada miró sobre todos los habitantes de la tierra. Él formó el corazón de todos ellos; atento está a todas sus obras. El rey no se salva por la multitud del ejército, ni escapa el valiente por la mucha fuerza. Vano para salvarse es el caballo; la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar. El ojo del Señor está sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus almas de la muerte y para darles vida en tiempo de hambre.
SALMOS 33:12-19 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió como heredad suya! El Señor observa desde los cielos, contempla a los seres humanos; él mira desde su morada a cuantos en la tierra habitan. Es él quien modela sus corazones, él quien conoce todos sus actos. No se salva el rey con su gran ejército, ni el valiente se libra por su fuerza; no da la victoria el caballo, ni con todo su brío permite escapar. La mirada del Señor está sobre los justos, sobre los que en su amor ponen su esperanza; quiere librarlos de la muerte y salvar sus vidas en tiempo de hambre.
SALMOS 33:12-19 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Dichosa la nación cuyo Dios es el SEÑOR, el pueblo que escogió por su heredad. El SEÑOR observa desde el cielo y ve a toda la humanidad; él contempla desde su trono a todos los habitantes de la tierra. Él es quien formó el corazón de todos, y quien conoce a fondo todas sus acciones. No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente. Vana esperanza de victoria es el caballo; a pesar de su mucha fuerza, no puede salvar. Pero el SEÑOR cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor; él los libra de la muerte, y en épocas de hambre los mantiene con vida.