Tú enciendes mi lámpara, Señor, iluminas, ¡oh Dios!, mi oscuridad. Contigo me lanzo al asalto, con mi Dios franqueo la muralla.
Tú, SEÑOR, mantienes mi lámpara encendida; tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas. Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército; contigo, Dios mío, podré asaltar murallas.
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