SALMOS 146:1-10
SALMOS 146:1-10 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Alaba, alma mía, al Señor! Alabaré al Señor en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva. No confiéis en los príncipes ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación, pues sale su aliento y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos. Dichoso aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el Señor su Dios, el cual hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; que guarda la verdad para siempre, que hace justicia a los agraviados, que da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos; El Señor abre los ojos a los ciegos; el Señor levanta a los caídos; el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los extranjeros; al huérfano y a la viuda sostiene, y el camino de los impíos trastorna. Reinará el Señor para siempre; tu Dios, Sion, de generación en generación.
SALMOS 146:1-10 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Aleluya! ¡Alma mía, alaba al Señor! Alabaré al Señor mientras viva, mientras exista cantaré a mi Dios. No confiéis en los poderosos, en quienes son incapaces de salvar. Expiran y vuelven a la tierra, ese día sucumben sus proyectos. Feliz al que ayuda el Dios de Jacob, quien pone su esperanza en Dios su Señor, el que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto lo llena. El Dios que siempre permanece fiel, que hace justicia a los oprimidos y da pan a quien tiene hambre; el Señor libera a los cautivos, el Señor da la vista a los ciegos, el Señor levanta a los abatidos, el Señor ama a los justos. El Señor protege al extranjero, a la viuda y al huérfano sostiene, trastorna los planes del malvado. ¡El Señor reina por siempre, tu Dios, Sion, por generaciones! ¡Aleluya!
SALMOS 146:1-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! Alaba, alma mía, al SEÑOR. Alabaré al SEÑOR toda mi vida; mientras haya aliento en mí, cantaré salmos a mi Dios. No pongáis vuestra confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar. Exhalan el espíritu y vuelven al polvo, y ese mismo día se desbaratan sus planes. Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el SEÑOR su Dios, creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo cuanto hay en ellos, y que siempre mantiene la verdad. El SEÑOR hace justicia a los oprimidos, da de comer a los hambrientos y pone en libertad a los cautivos. El SEÑOR da vista a los ciegos, el SEÑOR sostiene a los cansados, el SEÑOR ama a los justos. El SEÑOR protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los impíos. ¡Oh Sión, que el SEÑOR reine para siempre! ¡Que tu Dios reine por todas las generaciones!