SALMOS 140:1-8
SALMOS 140:1-8 Reina Valera 2020 (RV2020)
Líbrame, Señor, del hombre malvado; guárdame de hombres violentos, los cuales maquinan males en el corazón y cada día provocan contiendas. Aguzan su lengua como una serpiente; veneno de víbora hay debajo de sus labios. Selah Guárdame, Señor, de manos del impío; líbrame de hombres injuriosos, que han planeado trastornar mis pasos. Me han tendido lazo y cuerdas los soberbios; han tendido red junto a la senda; me han puesto lazos. Selah He dicho al Señor: «Dios mío eres tú; escucha, Señor, la voz de mis ruegos. Señor, Señor, potente salvador mío, tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de la batalla». No concedas, Señor, al impío sus deseos; no saques adelante sus pensamientos, para que no se ensoberbezca. Selah
SALMOS 140:1-8 La Palabra (versión española) (BLP)
Señor, líbrame del malvado, sálvame de los violentos, de los que traman maldades en su corazón y sin cesar maquinan guerras. Afilan sus lenguas como serpientes, sus labios esconden veneno de víbora. [Pausa] Señor, guárdame de la garra del malvado, sálvame de los violentos, los que traman hacerme caer. Me ponen trampas los soberbios, extienden una red bajo mis pies, junto al camino me tienden lazos. [Pausa] Yo dije al Señor: «Mi Dios eres tú, escucha mi voz suplicante». Señor, Dios mío, mi fuerza salvadora, tú proteges mi cabeza el día del combate. Señor, no cumplas los deseos del malvado, no dejes que sus planes prosperen; no permitas que se enorgullezcan [Pausa]
SALMOS 140:1-8 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Oh SEÑOR, líbrame de los impíos; protégeme de los violentos, de los que urden en su corazón planes malvados y todos los días fomentan la guerra. Afilan su lengua cual lengua de serpiente; ¡veneno de víbora hay en sus labios! Selah SEÑOR, protégeme del poder de los impíos; protégeme de los violentos, de los que piensan hacerme caer. Esos engreídos me han tendido una trampa; han puesto los lazos de su red, han tendido trampas a mi paso. Selah Yo le digo al SEÑOR: «Tú eres mi Dios. Atiende, SEÑOR, a mi voz suplicante». SEÑOR Soberano, mi Salvador poderoso que me protege en el día de la batalla: No satisfagas, SEÑOR, los caprichos de los impíos; no permitas que sus planes prosperen, para que no se enorgullezcan. Selah