SALMOS 119:57-72
SALMOS 119:57-72 La Palabra (versión española) (BLP)
El Señor es mi heredad, he prometido guardar tus palabras. Te imploro de todo corazón, apiádate de mí según tu promesa. He reflexionado sobre mi conducta, me comporto según tus mandatos. Sin demorarme me he apresurado a respetar tus mandamientos. Las redes de los malvados me cercaban, pero yo no he olvidado tu ley. Me levanto en mitad de la noche para alabarte por tus justos decretos. Soy amigo de cuantos te veneran, de los que respetan tus preceptos. Tu amor, Señor, llena la tierra, enséñame tus normas. Fuiste bueno con tu siervo, según tu promesa, Señor. Enséñame el buen juicio y el saber, que en tus mandatos yo confío. Antes de haber sufrido pequé, pero ahora respeto tu palabra. Tú eres bueno y haces el bien, enséñame tus normas. Los soberbios me calumnian, pero yo guardo sinceramente tus preceptos. Su corazón es insensible, yo, en cambio, me deleito en tu ley. Me vino bien haber sufrido para así aprender tus normas. Prefiero la ley de tu boca a miles de monedas de oro y plata.
SALMOS 119:57-72 Reina Valera 2020 (RV2020)
Mi porción es el Señor; he dicho que guardaré tus palabras. Tu presencia he suplicado de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra. Consideré mis caminos y volví mis pies a tus testimonios. Me apresuré y no me retrasé en guardar tus mandamientos. Compañías de impíos me han rodeado, mas no me he olvidado de tu ley. A medianoche me levanto para alabarte por tus justos juicios. Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos. De tu misericordia, Señor, está llena la tierra. ¡Enséñame tus estatutos! Bien has hecho con tu siervo, Señor, conforme a tu palabra. Enséñame buen sentido y sabiduría, porque tus mandamientos he creído. Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; pero ahora guardo tu palabra. Bueno eres tú, y bienhechor; ¡enséñame tus estatutos! Contra mí forjaron mentira los soberbios, pero yo guardaré de todo corazón tus mandamientos. Se engrosó el corazón de ellos como sebo, mas yo en tu ley me he regocijado. Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos. Mejor me es la ley de tu boca que mucha riqueza de oro y plata.
SALMOS 119:57-72 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Mi herencia eres tú, SEÑOR! Prometo obedecer tus palabras. De todo corazón busco tu rostro; compadécete de mí conforme a tu promesa. Me he puesto a pensar en mis caminos, y he orientado mis pasos hacia tus estatutos. Me doy prisa, no tardo nada para cumplir tus mandamientos. Aunque los lazos de los impíos me aprisionan, yo no me olvido de tu ley. A medianoche me levanto a darte gracias por tus rectos juicios. Soy amigo de todos los que te honran, de todos los que observan tus preceptos. Enséñame, SEÑOR, tus decretos; ¡la tierra está llena de tu gran amor! Tú, SEÑOR, tratas bien a tu siervo, conforme a tu palabra. Impárteme conocimiento y buen juicio, pues yo creo en tus mandamientos. Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco tu palabra. Tú eres bueno, y haces el bien; enséñame tus decretos. Aunque los insolentes me difaman, yo cumplo tus preceptos con todo el corazón. El corazón de ellos es torpe e insensible, pero yo me regocijo en tu ley. Me hizo bien haber sido afligido, porque así llegué a conocer tus decretos. Para mí es más valiosa tu enseñanza que millares de monedas de oro y plata.