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SALMOS 119:17-40

SALMOS 119:17-40 La Palabra (versión española) (BLP)

Favorece a tu siervo: viviré y respetaré tu palabra. Abre mis ojos para que vea las maravillas de tu ley. Soy extranjero en esta tierra, no me ocultes tus mandamientos. Me consumo anhelando sin cesar tus decisiones. Tú reprendes a los soberbios, maldito quien se aparte de tus mandatos. Aleja de mí la burla y la mofa, que yo guardo tus mandamientos. Aunque conspiren contra mí los poderosos, tu siervo medita tus normas. Tus mandatos son mi deleite, ellos son mis consejeros. Estoy postrado en el polvo, dame la vida según tu promesa. Te conté mis avatares y me escuchaste, enséñame tus normas. Enséñame la senda de tus preceptos, que yo meditaré tus maravillas. Me estoy consumiendo de pena, confórtame según tu promesa. Aparta de mí el camino falso y dame la gracia de tu ley. Escogí el camino de la fidelidad, he tenido presentes tus decisiones; me he adherido a tus mandamientos, Señor, no me defraudes. Correré por la senda de tus mandatos y tú alegrarás mi corazón. Muéstrame, Señor, el camino de tus normas, que yo las guardaré hasta el fin. Instrúyeme para cumplir tu ley, la respetaré de todo corazón. Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella me complazco. Inclina mi corazón a tus mandatos y no hacia la riqueza. Aparta mi vista de lo que es vano, haz que viva en tu camino. Cumple la promesa que hiciste a este tu siervo que te honra. Aleja de mí la burla que me inquieta, porque son buenas tus decisiones. Siento amor por tus preceptos, por tu justicia dame vida.

SALMOS 119:17-40 Reina Valera 2020 (RV2020)

Haz bien a tu siervo; que viva y guarde tu palabra. Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu ley. Forastero soy yo en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos. Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo. Reprendiste a los soberbios, los malditos, que se desvían de tus mandamientos. Aparta de mí la deshonra y el menosprecio, porque he guardado tus testimonios. Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; mas tu siervo meditaba en tus estatutos, pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros. Abatida hasta el polvo está mi alma; ¡vivifícame según tu palabra! Te he manifestado mis caminos y me has respondido; enséñame tus estatutos; hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas. ¡Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra! Aparta de mí el camino de la mentira y en tu misericordia concédeme tu ley. Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí. Me he apegado a tus testimonios; Señor, no me avergüences. Por el camino de tus mandamientos correré cuando alegres mi corazón. Enséñame , Señor, el camino de tus estatutos y lo guardaré hasta el fin. Dame entendimiento, guardaré tu ley y la cumpliré de todo corazón. Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo mi voluntad. Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la avaricia. Aparta mis ojos para que no se fijen en cosas vanas; avívame en tu camino. Confirma tu palabra a tu siervo, que te teme. Quita de mí el oprobio que he temido, porque buenos son tus juicios. Yo he anhelado tus mandamientos; vivifícame en tu justicia.

SALMOS 119:17-40 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Trata con bondad a este siervo tuyo; así viviré y obedeceré tu palabra. Ábreme los ojos, para que contemple las maravillas de tu ley. En esta tierra soy un extranjero; no escondas de mí tus mandamientos. A toda hora siento un nudo en la garganta por el deseo de conocer tus juicios. Tú reprendes a los insolentes; ¡malditos los que se apartan de tus mandamientos! Aleja de mí el menosprecio y el desdén, pues yo cumplo tus estatutos. Aun los poderosos se confabulan contra mí, pero este siervo tuyo medita en tus decretos. Tus estatutos son mi deleite; son también mis consejeros. Postrado estoy en el polvo; dame vida conforme a tu palabra. Tú me respondiste cuando te hablé de mis caminos. ¡Enséñame tus decretos! Hazme entender el camino de tus preceptos, y meditaré en tus maravillas. De angustia se me derrite el alma: susténtame conforme a tu palabra. Mantenme alejado de caminos torcidos; concédeme las bondades de tu ley. He optado por el camino de la fidelidad, he escogido tus juicios. Yo, SEÑOR, me apego a tus estatutos; no me hagas pasar vergüenza. Corro por el camino de tus mandamientos, porque has ampliado mi modo de pensar. Enséñame, SEÑOR, a seguir tus decretos, y los cumpliré hasta el fin. Dame entendimiento para seguir tu ley, y la cumpliré de todo corazón. Dirígeme por la senda de tus mandamientos, porque en ella encuentro mi solaz. Inclina mi corazón hacia tus estatutos y no hacia las ganancias desmedidas. Aparta mi vista de cosas vanas, dame vida conforme a tu palabra. Confirma tu promesa a este siervo, como lo has hecho con los que te temen. Líbrame del oprobio que me aterra, porque tus juicios son buenos. ¡Yo amo tus preceptos! ¡Dame vida conforme a tu justicia!