SALMOS 106:24-39
SALMOS 106:24-39 La Palabra (versión española) (BLP)
Despreciaron una tierra deliciosa, no confiaron en su palabra. Se quejaban en sus tiendas, no escuchaban la voz del Señor. Por eso el Señor les juró solemnemente que los haría morir en el desierto, que a su estirpe arrojaría entre paganos, que los dispersaría entre los países. Ellos siguieron a Baal Peor y comieron sacrificios de muertos. Con sus actos enfurecieron al Señor y descargó sobre ellos una plaga. Entonces surgió Finés, hizo justicia y la plaga se detuvo. Esto se le contó en su haber de padres a hijos para siempre. En las aguas de Meribá lo enojaron causando la desgracia de Moisés, pues le hicieron rebelarse y habló sin pensar lo que decía. No destruyeron a los pueblos como el Señor les ordenó. Se mezclaron con los paganos, aprendieron sus costumbres y adoraron a sus ídolos que se convirtieron en trampa para ellos. Sacrificaron a sus hijos y a sus hijas a demonios; vertieron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas, que inmolaron a los ídolos de Canaán, profanando con sangre el país. Con sus acciones se deshonraron, con sus hechos se pervirtieron.
SALMOS 106:24-39 Reina Valera 2020 (RV2020)
Pero aborrecieron la tierra deseable, no creyeron en la palabra de Dios; antes, murmuraron en sus tiendas y no oyeron la voz del Señor. Por tanto, alzó su mano contra ellos para abatirlos en el desierto, y humillar a su pueblo entre las naciones y esparcirlos por las tierras. Se unieron asimismo a Baal-peor y comieron los sacrificios de los muertos. Provocaron la ira de Dios con sus obras y se desató la mortandad entre ellos. Entonces se levantó Finees e hizo juicio, y se detuvo la plaga. Y le fue contado por justicia de generación en generación y para siempre. También lo irritaron en las aguas de Meriba; le fue mal a Moisés por causa de ellos, porque hicieron rebelar a su espíritu y habló precipitadamente con sus labios. No destruyeron a los pueblos que el Señor les dijo; al contrario, se mezclaron con las naciones, aprendieron sus obras y sirvieron a sus ídolos, que fueron causa de su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, a quienes ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán; y la tierra fue contaminada con sangre. Se contaminaron así con sus obras y se prostituyeron con sus hechos.
SALMOS 106:24-39 La Palabra (versión española) (BLP)
Despreciaron una tierra deliciosa, no confiaron en su palabra. Se quejaban en sus tiendas, no escuchaban la voz del Señor. Por eso el Señor les juró solemnemente que los haría morir en el desierto, que a su estirpe arrojaría entre paganos, que los dispersaría entre los países. Ellos siguieron a Baal Peor y comieron sacrificios de muertos. Con sus actos enfurecieron al Señor y descargó sobre ellos una plaga. Entonces surgió Finés, hizo justicia y la plaga se detuvo. Esto se le contó en su haber de padres a hijos para siempre. En las aguas de Meribá lo enojaron causando la desgracia de Moisés, pues le hicieron rebelarse y habló sin pensar lo que decía. No destruyeron a los pueblos como el Señor les ordenó. Se mezclaron con los paganos, aprendieron sus costumbres y adoraron a sus ídolos que se convirtieron en trampa para ellos. Sacrificaron a sus hijos y a sus hijas a demonios; vertieron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas, que inmolaron a los ídolos de Canaán, profanando con sangre el país. Con sus acciones se deshonraron, con sus hechos se pervirtieron.
SALMOS 106:24-39 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Menospreciaron esa bella tierra; no creyeron en la promesa de Dios. Refunfuñaron en sus tiendas de campaña y no obedecieron al SEÑOR. Por tanto, él levantó su mano contra ellos para hacerlos caer en el desierto, para hacer caer a sus descendientes entre las naciones y dispersarlos por todos los países. Se sometieron al yugo de Baal Peor y comieron de las ofrendas a ídolos sin vida. Provocaron al SEÑOR con sus malvadas acciones, y les sobrevino una plaga. Pero Finés se levantó e hizo justicia, y la plaga se detuvo. Esto se le reconoció como un acto de justicia para siempre, por todas las generaciones. Junto a las aguas de Meribá hicieron enojar al SEÑOR, y a Moisés le fue mal por culpa de ellos, pues lo sacaron de quicio y él habló sin pensar lo que decía. No destruyeron a los pueblos que el SEÑOR les había señalado, sino que se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres. Rindieron culto a sus ídolos, y se les volvieron una trampa. Ofrecieron a sus hijos y a sus hijas como sacrificio a esos demonios. Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas. Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán, su sangre derramada profanó la tierra. Tales hechos los contaminaron; tales acciones los corrompieron.