SALMOS 106:1-15
SALMOS 106:1-15 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Aleluya! ¡Alabad al Señor, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia! ¿Quién expresará las poderosas obras del Señor? ¿Quién contará sus alabanzas? ¡Dichosos los que guardan el derecho, los que hacen justicia en todo tiempo! Acuérdate de mí, Señor, según tu benevolencia para con tu pueblo; visítame con tu salvación, para que yo vea el bien de tus escogidos, para que me goce en la alegría de tu nación y me gloríe con tu heredad. Pecamos nosotros, como nuestros padres; hicimos maldad, cometimos impiedad. Nuestros padres, en Egipto, no entendieron tus maravillas; no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias, sino que se rebelaron junto al mar, el mar Rojo. Pero él los salvó por amor de su nombre, para hacer notorio su poder. Reprendió al mar Rojo y lo secó, y los hizo ir por el abismo como por un desierto. Los salvó de manos del enemigo, y los rescató de manos del adversario. Cubrieron las aguas a sus enemigos; ¡no quedó ni uno de ellos! Entonces creyeron a sus palabras y cantaron su alabanza. Bien pronto olvidaron sus obras; no esperaron su consejo. Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto y tentaron a Dios en la soledad. Él les dio lo que pidieron, pero envió mortandad sobre ellos.
SALMOS 106:1-15 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Aleluya! Alabad al Señor por su bondad, porque es eterno su amor. ¿Quién podrá contar las proezas del Señor, quién proclamar toda su alabanza? Felices quienes respetan el derecho, quienes practican siempre la justicia. Señor, acuérdate de mí por amor a tu pueblo, con tu fuerza salvadora ven a mí, para que me goce con tus elegidos, me alegre con la alegría de tu pueblo, me llene de orgullo con tu heredad. Como nuestros antepasados, también nosotros hemos pecado; cometimos faltas, hicimos el mal. En Egipto nuestros padres no comprendieron tus maravillas, no recordaron tu inmenso amor, se rebelaron contra ti en el mar de las Cañas. Pero él los salvó honrando su nombre, y mostrando así su poder. Gritó al mar de las Cañas y quedó seco, los guio por los abismos como por el desierto. Los salvó de la mano de su enemigo, los libró de la garra de su rival. El agua anegó a sus adversarios, ni uno de ellos sobrevivió. Creyeron entonces en sus palabras, cantaron sus alabanzas. Pero pronto se olvidaron de sus obras, no confiaron en sus designios. En el desierto la avidez los consumía, en el yermo retaron a Dios. Él les dio lo que pedían, pero también les envió un mal devastador.
SALMOS 106:1-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! Dad gracias al SEÑOR, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. ¿Quién puede proclamar las proezas del SEÑOR, o expresar toda su alabanza? Dichosos los que practican la justicia y hacen siempre lo que es justo. Recuérdame, SEÑOR, cuando te compadezcas de tu pueblo; ven en mi ayuda el día de tu salvación. Hazme disfrutar del bienestar de tus escogidos, participar de la alegría de tu pueblo y expresar mis alabanzas con tu heredad. Hemos pecado, lo mismo que nuestros padres; hemos hecho lo malo y actuado con iniquidad. Cuando nuestros padres estaban en Egipto, no tomaron en cuenta tus maravillas; no tuvieron presente tu bondad infinita y se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo. Pero Dios los salvó, haciendo honor a su nombre, para mostrar su gran poder. Reprendió al Mar Rojo, y este quedó seco; los condujo por las profundidades del mar como si cruzaran el desierto. Los salvó del poder de sus enemigos, del poder de quienes los odiaban. Las aguas envolvieron a sus adversarios, y ninguno de estos quedó con vida. Entonces ellos creyeron en sus promesas y le entonaron alabanzas. Pero muy pronto olvidaron sus acciones y no esperaron a conocer sus planes. En el desierto cedieron a sus propios deseos; en los páramos pusieron a prueba a Dios. Y él les dio lo que pidieron, pero les envió una enfermedad devastadora.