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SALMOS 105:21-45

SALMOS 105:21-45 Reina Valera 2020 (RV2020)

Lo puso por señor de su casa, y por gobernador de todas sus posesiones, para regir a sus grandes como él quisiera y enseñar a sus ancianos sabiduría. Después entró Israel en Egipto, Jacob moró en la tierra de Cam. Y multiplicó su pueblo en gran manera y lo hizo más fuerte que sus enemigos. Cambió el corazón de ellos para que aborrecieran a su pueblo, para que contra sus siervos pensaran mal. Envió a su siervo Moisés, y a Aarón, al cual escogió. Puso en ellos las palabras de sus señales, y sus prodigios en la tierra de Cam. Envió tinieblas que lo oscurecieron todo, pero no tuvieron en cuenta su palabra. Volvió sus aguas en sangre y mató sus peces. Su tierra produjo ranas hasta en las cámaras de sus reyes. Habló, y vinieron enjambres de moscas y piojos en todo su territorio. Les dio granizo por lluvia y llamas de fuego en su tierra. Destrozó sus viñas y sus higueras, y quebró los árboles de su territorio. Habló, y vinieron langostas y pulgón sin número; y se comieron toda la hierba de su país, devoraron el fruto de su tierra. Hirió de muerte a todos los primogénitos en su tierra, las primicias de toda su fuerza. Sacó a su pueblo cargado de plata y oro, y no hubo en sus tribus enfermo. Egipto se alegró de que salieran porque su terror había caído sobre ellos. Extendió una nube por cubierta y fuego para alumbrar la noche. Pidieron, e hizo venir codornices; y los sació con pan del cielo. Abrió la peña y fluyeron aguas; corrieron por los sequedales como un río, porque se acordó de su santa palabra dada a Abrahán su siervo. Sacó a su pueblo con gozo; con júbilo a sus escogidos. Les dio las tierras de las naciones y las labores de los pueblos heredaron, para que guardaran sus estatutos y cumplieran sus leyes.

SALMOS 105:21-45 La Palabra (versión española) (BLP)

Y lo hizo señor de su casa, gobernador de todos sus bienes para imponer su voluntad a los príncipes, para que hiciera sabios a sus ancianos. Entonces Israel entró en Egipto, moró Jacob en el país de Cam. Dios hizo que su pueblo prosperara, lo hizo más fuerte que sus rivales. Pero cambió los sentimientos de los egipcios haciendo que odiaran a su pueblo e intrigaran contra sus siervos. Envió a Moisés, su siervo, a Aarón a quien él escogió; ellos hicieron signos prodigiosos, hechos portentosos en la tierra de Cam. Envió tinieblas y todo se oscureció, pero ni aun así escucharon su palabra. Transformó en sangre sus aguas, hizo morir a sus peces. Infestó de ranas el país, hasta las alcobas de sus reyes. Habló y sobrevino otra plaga: mosquitos por toda su tierra. En vez de lluvia envió granizos, llamas de fuego sobre el país. Destruyó luego sus viñas e higueras, destrozó la arboleda de su territorio. Habló y acudieron langostas, saltamontes imposibles de contar, que devoraron toda hierba en el país, devoraron los frutos de la tierra. Mató en el país a todo primogénito, primicia de su fuerza varonil. Pero a ellos los sacó entre plata y oro, ninguno entre sus tribus sucumbió. Egipto se alegró cuando partieron, porque el miedo los sobrecogía. Extendió para cubrirlos una nube, un fuego para iluminar la noche. Suplicaron y envió codornices, los sació con pan del cielo. Hendió una roca y brotó agua, como un río fluyó por el desierto. Se acordó de su santa promesa, la que había hecho a Abrahán, su siervo, y con gozo liberó a su pueblo, con regocijo a sus elegidos. Les entregó la tierra de los paganos, heredaron la riqueza de los pueblos; así respetarían sus leyes y cumplirían sus mandatos. ¡Aleluya!

SALMOS 105:21-45 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Le dio autoridad sobre toda su casa y lo puso a cargo de cuanto poseía, con pleno poder para instruir a sus príncipes e impartir sabiduría a sus ancianos. Entonces Israel vino a Egipto; Jacob fue extranjero en el país de Cam. El SEÑOR hizo que su pueblo se multiplicara; lo hizo más numeroso que sus adversarios, a quienes trastornó para que odiaran a su pueblo y se confabularan contra sus siervos. Envió a su siervo Moisés, y a Aarón, a quien había escogido, y estos hicieron señales milagrosas entre ellos, ¡maravillas en el país de Cam! Envió tinieblas, y la tierra se oscureció, pero ellos no atendieron a sus palabras. Convirtió en sangre sus aguas y causó la muerte de sus peces. Todo Egipto se infestó de ranas, ¡hasta las habitaciones de sus reyes! Habló Dios, e invadieron todo el país enjambres de moscas y mosquitos. Convirtió la lluvia en granizo, y lanzó relámpagos sobre su tierra; derribó sus vides y sus higueras, y en todo el país hizo astillas los árboles. Dio una orden, y llegaron las langostas, ¡infinidad de saltamontes! Arrasaron toda la vegetación del país, devoraron los frutos de sus campos. Hirió de muerte a todos los primogénitos del país, a las primicias de sus descendientes. Sacó a los israelitas cargados de oro y plata, y no hubo entre sus tribus nadie que tropezara. Los egipcios se alegraron de su partida, pues el miedo a los israelitas los dominaba. El SEÑOR les dio sombra con una nube, y con fuego los alumbró de noche. Pidió el pueblo comida, y les envió codornices; los sació con pan del cielo. Abrió la roca, y brotó agua que corrió por el desierto como un río. Ciertamente Dios se acordó de su santa promesa, la que hizo a su siervo Abraham. Sacó a su pueblo, a sus escogidos, en medio de gran alegría y de gritos jubilosos. Les entregó las tierras que poseían las naciones; heredaron el fruto del trabajo de otros pueblos para que ellos observaran sus preceptos y pusieran en práctica sus leyes.