SALMOS 104:27-35
SALMOS 104:27-35 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Todos ellos esperan de ti que a su tiempo les des su alimento. Tú les das, y ellos recogen; abres la mano, y se colman de bienes. Si escondes tu rostro, se aterran; si les quitas el aliento, mueren y vuelven al polvo. Pero, si envías tu Espíritu, son creados, y así renuevas la faz de la tierra. Que la gloria del SEÑOR perdure eternamente; que el SEÑOR se regocije en sus obras. Él mira la tierra y la hace temblar; toca los montes y los hace echar humo. Cantaré al SEÑOR toda mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras tenga aliento. Quiera él agradarse de mi meditación; yo, por mi parte, me alegro en el SEÑOR. Que desaparezcan de la tierra los pecadores; ¡que no existan más los malvados!
SALMOS 104:27-35 Reina Valera 2020 (RV2020)
Todos ellos esperan en ti, para que les des la comida a su tiempo. Tú les das y ellos recogen; abres tu mano y se sacian de bien. Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser y vuelven al polvo. Envías tu espíritu, son creados y renuevas la faz de la tierra. ¡Sea la gloria del Señor para siempre! ¡Alégrese el Señor en sus obras! Él mira a la tierra y ella tiembla; toca los montes y humean. Al Señor cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en el Señor. ¡Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los impíos dejen de ser!
SALMOS 104:27-35 La Palabra (versión española) (BLP)
Todos ellos te están esperando para tener la comida a su tiempo. Tú se la das y ellos la atrapan, abres tu mano, los sacias de bienes. Pero si ocultas tu rostro se aterran, si les quitas el aliento agonizan y regresan al polvo. Les envías tu aliento y los creas, renuevas la faz de la tierra. Que la gloria del Señor sea eterna, que el Señor se goce en sus obras. Él mira la tierra y ella tiembla, toca las montañas y echan humo. Mientras viva cantaré al Señor, alabaré al Señor mientras exista. Que mi poema le agrade, que yo en el Señor me alegre. Que sean los pecadores extirpados de la tierra, que los malvados no existan más. ¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Aleluya!