Tú atiendes, Señor, el deseo de los humildes, fortaleces su corazón, les prestas oído; haces justicia al huérfano y al oprimido, ¡que el simple mortal no vuelva a sembrar el miedo!
Tú, SEÑOR, escuchas la petición de los indefensos, les infundes aliento y atiendes su clamor. Tú defiendes al huérfano y al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.
Inicio
Biblia
Planes
Vídeos