SALMOS 10:11-18
SALMOS 10:11-18 Reina Valera 2020 (RV2020)
Dice en su corazón: «Dios lo olvida; cubre su rostro, nunca ve nada». ¡Levántate, Señor Dios, alza tu mano! ¡No te olvides de los pobres! ¿Por qué el malvado te desprecia, mi Dios? En su corazón ha dicho: «Él no habrá de pedirme cuentas». Tú lo has visto, porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano; a ti se acoge el desvalido; tú eres el amparo del huérfano. ¡Rompe el brazo del inicuo y castiga la maldad del malo hasta que desaparezca por completo! El Señor es Rey eternamente y para siempre; de su tierra desaparecerán las naciones. El deseo de los humildes oíste, Señor; tú los animas y les prestas atención. Tú haces justicia al huérfano y al oprimido, para que el ser humano, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.
SALMOS 10:11-18 La Palabra (versión española) (BLP)
Piensa: «Dios lo ha olvidado, ha ocultado su rostro, nunca vio nada». ¡Ponte, Señor, en acción! ¡Muestra, oh Dios, tu poder! No olvides a los humildes. ¿Por qué el malvado injuria al Señor pensando: «de nada me hace responsable»? Pero tú lo has visto, tú miras la miseria y el dolor para acogerlos en tus manos. En ti se abandona el desvalido, tú eres quien protege al huérfano. Destruye el poder del malvado y del injusto, hazle responder de su maldad hasta que desaparezca por completo. El Señor es el rey eterno, los paganos desaparecerán de su tierra. Tú atiendes, Señor, el deseo de los humildes, fortaleces su corazón, les prestas oído; haces justicia al huérfano y al oprimido, ¡que el simple mortal no vuelva a sembrar el miedo!
SALMOS 10:11-18 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada». ¡Levántate, SEÑOR! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! ¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no le pedirás cuentas? Pero tú ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. ¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! El SEÑOR es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. Tú, SEÑOR, escuchas la petición de los indefensos, les infundes aliento y atiendes su clamor. Tú defiendes al huérfano y al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.