PROVERBIOS 22:1-16
PROVERBIOS 22:1-16 Reina Valera 2020 (RV2020)
Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama vale más que la plata y el oro. El rico y el pobre tienen en común que a ambos los hizo el Señor. El prudente ve el mal y se esconde, pero los ingenuos pasan y reciben el daño. Riquezas, honor y vida son el premio de la humildad y del temor del Señor. Espinos y trampas hay en el camino del perverso; el que a sí mismo se guarda se alejará de ellos. Instruye al niño en su camino, y aunque llegue a anciano no se apartará de él. El rico se hace dueño de los pobres, y el que toma prestado se hace siervo del que presta. El que siembra iniquidad, iniquidad cosechará, y la vara de su insolencia será quebrada. El generoso será bendecido, por compartir su pan con el pobre. Echa fuera al insolente y se terminará la contienda, y cesarán el pleito y la afrenta. El que ama la pureza del corazón, con la gracia de sus labios se ganará la amistad del rey. Los ojos del Señor velan por el conocimiento, pero él confunde las palabras de los traidores. Dice el perezoso: «Ahí fuera hay un león: me matará en la calle». Fosa profunda es la boca de la mujer extraña; el que provoque la ira del Señor, caerá en ella. La necedad está ligada al corazón del muchacho, pero la vara de la corrección la alejará de él. El que por aumentar sus ganancias oprime al pobre o da al rico, ciertamente se empobrecerá.
PROVERBIOS 22:1-16 La Palabra (versión española) (BLP)
Más vale fama que grandes riquezas; mejor que oro y plata, la buena estima. En una cosa coinciden el rico y el pobre: a ambos los hizo el Señor. El prudente ve el peligro y se esconde, los incautos se arriesgan y lo pagan. Humildad y respeto al Señor traen riqueza, vida y honor. Espinos y trampas en la senda del perverso, quien cuida su vida se aleja de ellos. Enseña al muchacho al comienzo de su camino y ni de viejo se apartará de él. El rico domina a los pobres, el deudor es esclavo de su acreedor. Quien siembra injusticia cosecha desgracias, la vara de su arrogancia se quebrará. El generoso será bendecido por compartir su pan con el pobre. Aleja al insolente y se irá la discordia, cesarán disputas e insultos. Corazón sincero y labios afables se granjearán la amistad del rey. El Señor vela por el sabio y confunde las palabras del pérfido. El perezoso dice: «Afuera hay un león, me matará en medio de la calle». Fosa profunda es la boca de la extraña, el que ofende al Señor caerá en ella. Necedad y juventud caminan unidas, un castigo a tiempo logrará separarlas. Quien explota a un pobre lo enriquece, el que da a un rico se empobrece.
PROVERBIOS 22:1-16 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Vale más tener buena fama y reputación, que abundancia de oro y plata. El rico y el pobre tienen algo en común: a ambos los ha creado el Señor. El prudente ve el peligro y lo evita; el imprudente sigue adelante y sufre el daño. La humildad y la reverencia al Señor traen como premio riquezas, honores y vida. El camino del malvado está lleno de trampas; pero el que tiene cuidado de su propia vida, las evita. Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará. Entre los pobres, el rico es rey; entre los deudores, el prestamista. El que siembra maldad, cosechará calamidades; ¡el Señor lo destruirá con el cetro de su furia! El que mira a otros con bondad, será bendecido por compartir su pan con los pobres. Despedido el insolente, se va la discordia y se acaban los pleitos y las ofensas. El rey aprecia al de corazón sincero y brinda su amistad al que habla con gracia. El Señor vigila atentamente al sabio y desmiente lo que afirma el embustero. Para no trabajar, el perezoso pretexta que en la calle hay un león que le quiere matar. Los labios de la adúltera son un pozo profundo donde caen los que el Señor maldice. La necedad es parte de las ideas juveniles, pero se quita cuando se corrige con golpes. El que para enriquecerse oprime al pobre o da al rico, terminará en la pobreza.
PROVERBIOS 22:1-16 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Vale más la buena fama que las muchas riquezas, y más que oro y plata, la buena reputación. El rico y el pobre tienen esto en común: a ambos los ha creado el SEÑOR. El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias. Recompensa de la humildad y del temor del SEÑOR son las riquezas, la honra y la vida. Espinas y trampas hay en la senda de los impíos, pero el que cuida su vida se aleja de ellas. Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores. El que siembra maldad cosecha desgracias; el SEÑOR lo destruirá con el cetro de su ira. El que es generoso será bendecido, pues comparte su comida con los pobres. Despide al insolente, y se irá la discordia, y cesarán los pleitos y los insultos. El que ama la pureza de corazón y tiene gracia al hablar tendrá por amigo al rey. Los ojos del SEÑOR protegen el saber, pero desbaratan las palabras del traidor. «¡Hay un león allí afuera! —dice el holgazán—. ¡En plena calle me va a hacer pedazos!» La boca de la adúltera es una fosa profunda; en ella caerá quien esté bajo la ira del SEÑOR. La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige. Oprimir al pobre para enriquecerse, y hacerle regalos al rico, ¡buena manera de empobrecerse!