FILIPENSES 1:3-7
FILIPENSES 1:3-7 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros. En todas mis oraciones por todos vosotros, siempre oro con alegría, porque habéis participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora. Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en vosotros la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. Es justo que yo piense así de todos vosotros porque os llevo en el corazón; pues, ya sea que me encuentre preso o defendiendo y confirmando el evangelio, todos vosotros participáis conmigo de la gracia que Dios me ha dado.
FILIPENSES 1:3-7 Reina Valera 2020 (RV2020)
Doy gracias a mi Dios todas las veces que me acuerdo de vosotros. En todas mis oraciones siempre ruego con gozo por todos vosotros, pues habéis colaborado conmigo en la difusión del evangelio, desde el primer día hasta ahora. Estoy seguro de que Dios, que comenzó en vosotros la buena obra la irá llevando a término hasta el día de Jesucristo. Y es justo que yo sienta esto de todos vosotros, porque os tengo en el corazón, ya que participáis conmigo de la misma gracia, tanto cuando estoy preso como cuando tengo que defender y confirmar el evangelio.
FILIPENSES 1:3-7 La Palabra (versión española) (BLP)
Cada vez que os recuerdo, doy gracias a mi Dios, y cuando ruego por vosotros, lo hago siempre lleno de alegría. No en vano habéis colaborado conmigo en la difusión del evangelio desde el primer día hasta hoy. Y estoy seguro de que Dios, que ha comenzado en vosotros una labor tan excelente, la llevará a feliz término en espera del día de Cristo Jesús. ¿Acaso no está justificado esto que siento por vosotros? Os llevo muy dentro del corazón, ya que todos vosotros compartís conmigo este privilegio mío de la prisión y de poder defender y consolidar el evangelio.
FILIPENSES 1:3-7 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Siempre, al acordarme de vosotros, doy gracias a mi Dios; y cuando oro, pido siempre con alegría por todos vosotros, que desde el primer día y hasta hoy os habéis solidarizado con la causa del evangelio. Estoy seguro de que Dios, que comenzó a hacer en vosotros su buena obra, la irá llevando a buen fin mientras llega el día en que Jesucristo regrese. Es muy justo que piense así de todos vosotros, porque os tengo mucho cariño y porque participáis conmigo de las mismas bendiciones, ya sea que me encuentre en la cárcel o que me presente ante las autoridades para defender y confirmar el anuncio del evangelio.