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FILEMÓN 1:12-25

FILEMÓN 1:12-25 La Palabra (versión española) (BLP)

Te lo mando de nuevo como si te enviase mi propio corazón. Me hubiera hecho ilusión retenerlo aquí, a fin de que pudiera ayudarme, haciendo tus veces, ahora que estoy encadenado por anunciar el evangelio. Pero no he querido hacer nada sin contar contigo para que el bien que puedas hacer lo hagas de buen grado y no a la fuerza. ¡Quién sabe si Onésimo te abandonó por breve tiempo precisamente para que puedas ahora recobrarlo de manera permanente! Y no ya como esclavo, sino como algo más, como hermano muy querido. Así lo es, al menos, para mí; cuánto más debe serlo para ti, no solo como persona, sino como creyente. Si, pues, de verdad eres mi amigo, recíbelo como si fuera yo mismo. Y si te causó algún daño o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. Soy yo, Pablo, el que lo firmo de mi puño y letra; yo te lo pagaré. Eso por no recordarte que también tú estás en deuda conmigo. Por tanto, hermano, a ver si como creyente me haces este favor, confortando con ello mi corazón en Cristo. Te escribo con la confianza de que atenderás mi ruego. Estoy, incluso, seguro de que harás más de lo que te pido. Y, de paso, prepárame hospedaje, pues espero que gracias a vuestras oraciones se me conceda poder visitaros. Te saluda Epafras, mi compañero de prisión por causa de Cristo Jesús. Te saludan también Marcos, Aristarco, Dimas y Lucas, mis colaboradores. Que la gracia de Jesucristo, el Señor, permanezca con vosotros.

FILEMÓN 1:12-25 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Te lo envío de nuevo: trátalo como a mí mismo. Yo habría querido que se quedase aquí conmigo, para que me sirviera en tu lugar mientras estoy preso por causa del evangelio. Pero no quiero hacer nada que tú antes no hayas aprobado, para que el favor que me haces no sea por obligación sino por tu propia voluntad. Tal vez Onésimo se apartó de ti por algún tiempo para que ahora le tengas para siempre, no ya como un esclavo sino como algo mejor: como un hermano querido. Yo le quiero mucho, pero tú debes quererle todavía más, no solo como persona sino también como hermano en el Señor. Así pues, si me tienes por hermano en la fe, recíbele como si se tratara de mí mismo. Si te ha hecho algún daño o te debe algo, cárgalo en mi cuenta. Yo, Pablo, escribo esto de mi propio puño y letra: Yo lo pagaré. ¡Aunque bien podría recordarte que tú me debes tu propia persona! Sí, hermano, hazme este favor como creyente en el Señor. Consuela mi corazón como hermano en Cristo. Te escribo porque estoy seguro de tu obediencia y sé que harás más de lo que te pido. Aparte de esto, prepárame alojamiento, pues espero que, en respuesta a vuestras oraciones, Dios os concederá que vaya a veros. Saludos de Epafras, mi compañero de cárcel por la causa de Cristo Jesús, y también saludos de Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, que me ayudan en el trabajo. Que el Señor Jesucristo derrame su gracia sobre vosotros.