NÚMEROS 25:1-9
NÚMEROS 25:1-9 La Palabra (versión española) (BLP)
Acampó Israel en Sitín y el pueblo comenzó a prostituirse con las mujeres de Moab que lo incitaban a participar en los sacrificios en honor de su dios. El pueblo participó en esos sacrificios y adoró a ese dios, rindiendo culto a Baal-Peor. Ello hizo que estallara contra Israel la cólera del Señor que ordenó a Moisés: —Convoca a todos los líderes del pueblo y cuélgalos públicamente en mi presencia para que mi ardiente cólera se aparte de Israel. Entonces Moisés ordenó a los magistrados de Israel: —Que cada uno de vosotros dé muerte a aquellos de los vuestros que hayan rendido culto a Baal-Peor. Y sucedió que un israelita se hizo presente en medio de sus hermanos llevando a su tienda una mujer madianita; hizo esto a la vista de Moisés y de toda la comunidad israelita que lloraba a la entrada de la Tienda del encuentro. Cuando lo vio Finés, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, se levantó de en medio de la comunidad, tomó una lanza en su mano, siguió al israelita hasta su tienda y traspasó a ambos por el vientre, al israelita y a la mujer madianita. Con ello cesó el castigo que se había desencadenado contra los israelitas, un castigo en el que murieron veinticuatro mil.
NÚMEROS 25:1-9 Reina Valera 2020 (RV2020)
Israel estaba en Sitim cuando el pueblo empezó a prostituirse con las hijas de Moab, las cuales lo invitaban a los sacrificios de sus dioses; el pueblo comió y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor, y el furor del Señor se encendió contra Israel. El Señor dijo a Moisés: —Toma a todos los príncipes del pueblo y ahórcalos ante el Señor a plena luz del día, para que el ardor de la ira del Señor se aparte de Israel. Moisés dijo a los jueces de Israel: —Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor. Uno de los hijos de Israel llegó con una madianita adonde estaban sus hermanos, ante los ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras ellos lloraban a la puerta del tabernáculo de reunión. Al ver esto, Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se levantó de en medio de la congregación, tomó una lanza en su mano, entró tras aquel israelita a la tienda y los traspasó a ambos por el vientre, al israelita y a la mujer. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel. Los que murieron a causa de aquella plaga fueron veinticuatro mil.
NÚMEROS 25:1-9 La Palabra (versión española) (BLP)
Acampó Israel en Sitín y el pueblo comenzó a prostituirse con las mujeres de Moab que lo incitaban a participar en los sacrificios en honor de su dios. El pueblo participó en esos sacrificios y adoró a ese dios, rindiendo culto a Baal-Peor. Ello hizo que estallara contra Israel la cólera del Señor que ordenó a Moisés: —Convoca a todos los líderes del pueblo y cuélgalos públicamente en mi presencia para que mi ardiente cólera se aparte de Israel. Entonces Moisés ordenó a los magistrados de Israel: —Que cada uno de vosotros dé muerte a aquellos de los vuestros que hayan rendido culto a Baal-Peor. Y sucedió que un israelita se hizo presente en medio de sus hermanos llevando a su tienda una mujer madianita; hizo esto a la vista de Moisés y de toda la comunidad israelita que lloraba a la entrada de la Tienda del encuentro. Cuando lo vio Finés, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, se levantó de en medio de la comunidad, tomó una lanza en su mano, siguió al israelita hasta su tienda y traspasó a ambos por el vientre, al israelita y a la mujer madianita. Con ello cesó el castigo que se había desencadenado contra los israelitas, un castigo en el que murieron veinticuatro mil.
NÚMEROS 25:1-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Cuando los israelitas se establecieron en Sitim, sus hombres empezaron a corromperse con las mujeres moabitas, las cuales los invitaban a los sacrificios que ofrecían a sus dioses. Los israelitas tomaban parte en aquellas comidas y adoraban a los dioses de las moabitas, y así se dejaron arrastrar al culto de Baal-peor. Entonces el Señor se enfureció contra Israel, y dijo a Moisés: –Reúne a todos los jefes del pueblo y ejecútalos delante de mí, a plena luz del día. Así se calmará mi ira contra Israel. Moisés ordenó entonces a los jueces israelitas: –Cada uno de vosotros matará a los hombres de su tribu que se dejaron arrastrar al culto de Baal-peor. Pero un israelita llevó a su casa a una mujer madianita, a la vista de Moisés y de todos los israelitas reunidos, mientras ellos se encontraban llorando a la entrada de la tienda del encuentro. Al ver esto, Finees, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, se apartó de los israelitas reunidos, empuñó una lanza y se fue tras aquel israelita, hasta su alcoba, y allí atravesó por el estómago al israelita y a la mujer. Así se terminó la plaga que estaba haciendo morir a los israelitas, por causa de la cual ya habían muerto veinticuatro mil de ellos.
NÚMEROS 25:1-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Mientras los israelitas acampaban en Sitín, comenzaron a prostituirse con las mujeres moabitas, las cuales los invitaban a participar en los sacrificios a sus dioses. Los israelitas comían delante de esos dioses y se inclinaban a adorarlos. Esto los llevó a unirse al culto de Baal Peor. Por tanto, la ira del SEÑOR se encendió contra ellos. Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: «Toma a todos los jefes del pueblo y ahórcalos en mi presencia a plena luz del día, para que el furor de mi ira se aparte de Israel». Moisés les ordenó a los jueces de Israel: «Matad a los hombres bajo vuestro mando que se hayan unido al culto de Baal Peor». Mientras el pueblo lloraba a la entrada de la Tienda de reunión, un israelita trajo a una madianita y, en presencia de Moisés y de toda la comunidad israelita, tuvo el descaro de presentársela a su familia. De esto se dio cuenta el sacerdote Finés, que era hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón. Finés abandonó la asamblea y, lanza en mano, siguió al hombre, entró en su tienda y atravesó al israelita y a la mujer. De este modo cesó la mortandad que se había desatado contra los israelitas. Con todo, los que murieron a causa de la plaga fueron veinticuatro mil.