NÚMEROS 24:1-14
NÚMEROS 24:1-14 Reina Valera 2020 (RV2020)
Cuando vio Balaam que le parecía bien al Señor que él bendijera a Israel, no fue, como la primera y la segunda vez, en busca de oráculos, sino que dirigió la mirada hacia el desierto. Al alzar sus ojos, vio a Israel acampado por tribus, y el espíritu de Dios vino sobre él. Entonces pronunció esta profecía: Dice Balaam hijo de Beor, dice el hombre de ojos abiertos, dice el que oyó los dichos de Dios, el que vio la visión del Omnipotente; caído, pero abiertos los ojos: ¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob, y tus habitaciones, Israel! Como arroyos están extendidas, como huertos junto al río, como áloes plantados por el Señor, como cedros junto a las aguas. De sus manos destilan aguas, y su descendencia tiene agua en abundancia. Su rey es más grande que Agag, y su reino es engrandecido. Dios, que lo sacó de Egipto, tiene fuerzas como de búfalo. Devora a las naciones enemigas, desmenuza sus huesos y los traspasa con sus flechas. Se agazapa y se echa como un león, como una leona. ¿Quién lo despertará? ¡Benditos sean los que te bendigan y malditos los que te maldigan! Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y golpeando las manos le dijo: —Para maldecir a mis enemigos te he llamado, pero tú los has bendecido ya tres veces. Ahora regresa a tu tierra. Yo había prometido colmarte de riquezas, pero es el Señor quien te ha privado de recibirlas. Balaam le respondió: —¿No lo había yo también declarado a los mensajeros que me enviaste: «Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podré desobedecer las órdenes del Señor, ni hacer nada bueno o malo por mi propia voluntad. Yo diré solo aquello que el Señor me ordene decir»? Me vuelvo ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer al tuyo en los últimos días.
NÚMEROS 24:1-14 La Palabra (versión española) (BLP)
Al ver Balaán que lo que agradaba al Señor era que él bendijera a Israel, no fue, como las otras veces, en busca de presagios, sino que dirigió su mirada hacia el desierto. Pero cuando Balaán alzó sus ojos y vio a Israel acampado tribu por tribu, el espíritu de Dios vino sobre él y recitó este poema: Oráculo de Balaán hijo de Beor, oráculo del hombre de ojos abiertos, oráculo del que oye las palabras de Dios y recibe visiones del Altísimo, del que cae en éxtasis con ojos abiertos. ¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob, tus asentamientos, Israel! Son como filas de palmeras, como huertos junto al río, como áloes plantados por el Señor, como cedros junto a las aguas. Sus ramas destilan humedad, el agua empapa sus raíces. Su rey será enaltecido más que Agag, su reino será engrandecido. Es Dios quien los está liberando de Egipto, mostrándose con ellos fuerte como un búfalo. Devora a las naciones enemigas, tritura sus huesos y los destruye con sus flechas. Se agazapa y se tumba como un león, como una fiera leona; ¿quién hará que se levante? ¡Benditos los que te bendigan! ¡Malditos los que te maldigan! Entonces Balac palmoteó enfurecido contra Balaán y le dijo: —¡Te he llamado para maldecir a mis enemigos y los has bendecido por tres veces! Regresa, pues, a tu tierra. Yo te iba a recompensar espléndidamente, pero el Señor te ha privado de la recompensa. Balaán le respondió: —¿Acaso no dije a los mensajeros que me enviaste: «Aunque Balac me dé su palacio repleto de plata y oro, no podré hacer nada por propia iniciativa, ni bueno ni malo, si es contrario al mandato del Señor. Lo que el Señor ordene, eso diré»? Ahora regreso a mi tierra, pero antes quiero anunciarte lo que el pueblo de Israel hará con el tuyo en el futuro.
NÚMEROS 24:1-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Pero como Balaam vio que al Señor le parecía bien bendecir a Israel, ya no fue a recibir profecías de parte suya, como había hecho las otras veces, sino que volvió la mirada hacia el desierto. Y al ver Balaam a Israel acampado por tribus, el espíritu de Dios se apoderó de él. Entonces Balaam pronunció esta profecía: “Mensaje de Balaam, hijo de Beor, hombre de mirada penetrante, que al caer en éxtasis ve con más claridad, que recibe mensajes y visiones de parte del Dios todopoderoso. ¡Jacob, qué bellas son tus tiendas! ¡Qué bello, Israel, tu campamento! Parecen largas filas de palmeras, jardines junto a un río, áloes plantados por el Señor, ¡cedros a la orilla del agua! Israel tendrá agua en abundancia para beber y regar sus sembrados. Su rey dominará a Agag; su poder real será muy grande. Dios, que los sacó de Egipto, es para ellos lo que son para el búfalo sus cuernos. Israel devorará a las naciones enemigas; les romperá los huesos y los herirá con sus flechas. Cuando se acuesta a descansar, parece un león: nadie se atreve a despertarlo. ¡Bendito sea el que te bendiga y maldito el que te maldiga!” Al oir esto, Balac se llenó de ira contra Balaam, y golpeando las manos le dijo: –Yo te llamé para que maldijeras a mis enemigos, y resulta que ya van tres veces que los bendices. ¡Más te vale volver a tu casa! Yo había prometido hacerte grandes honores, pero el Señor lo ha impedido. Balaam le respondió: –Ya advertí a tus mensajeros que, aunque me dieras todo el oro y la plata que caben en tu palacio, yo no podría desobedecer las órdenes del Señor ni hacer nada bueno ni malo por mi propia cuenta, y que sólo diría lo que el Señor me ordenara decir. Pues bien, regreso a mi país; pero antes voy a decirte lo que este pueblo hará en el futuro con el tuyo.
NÚMEROS 24:1-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Pero, cuando Balán se dio cuenta de que al SEÑOR le complacía que se bendijera a Israel, no recurrió a la hechicería, como otras veces, sino que volvió su rostro hacia el desierto. Cuando Balán alzó la vista y vio a Israel acampando por tribus, el Espíritu del SEÑOR vino sobre él; entonces pronunció su oráculo: «Palabras de Balán hijo de Beor; palabras del varón clarividente. Palabras del que oye las palabras de Dios, del que contempla la visión del Todopoderoso, del que cae en trance y tiene visiones. »¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob! ¡Qué bello es tu campamento, Israel! Son como arroyos que se ensanchan, como jardines a la orilla del río, como áloes plantados por el SEÑOR, como cedros junto a las aguas. Sus cántaros rebosan de agua; su semilla goza de agua abundante. Su rey es más grande que Agag; su reinado se engrandece. »Dios los sacó de Egipto con la fuerza de un toro salvaje. Israel devora a las naciones hostiles y les parte los huesos; ¡las atraviesa con sus flechas! Se agacha como un león, se tiende como una leona: ¿quién se atreverá a molestarlo? ¡Benditos sean los que te bendigan! ¡Malditos sean los que te maldigan!» Entonces la ira de Balac se encendió contra Balán y, batiendo sus manos, le dijo: ―Te mandé llamar para que echaras una maldición sobre mis enemigos, ¡y estas tres veces no has hecho sino bendecirlos! ¡Más te vale volver a tu tierra! Prometí que te recompensaría, pero esa recompensa te la ha negado el SEÑOR. Balán le contestó: ―Yo les dije a los mensajeros que me enviaste: “Aunque Balac me diera su palacio lleno de oro y de plata, yo no podría hacer nada bueno ni malo, sino ajustarme al mandamiento del SEÑOR mi Dios. Lo que el SEÑOR me ordene decir, eso diré”. Ahora que vuelvo a mi pueblo, voy a advertirte en cuanto a lo que este pueblo hará con tu pueblo en los días postreros.