NÚMEROS 11:16-30
NÚMEROS 11:16-30 Reina Valera 2020 (RV2020)
Entonces el Señor dijo a Moisés: —Reúneme a setenta hombres de entre los ancianos de Israel, de los que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales, tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y que esperen allí contigo. Yo descenderé y hablaré allí contigo; tomaré del espíritu que está en ti y lo pondré en ellos, para que lleven contigo la carga del pueblo y no la lleves tú solo. Pero al pueblo dirás: «Santificaos para mañana y comeréis carne, porque habéis llorado a oídos del Señor, y habéis dicho: “¡Quién nos diera de comer carne! ¡Ciertamente mejor nos iba en Egipto!”. El Señor, pues, os dará carne, y comeréis. No comeréis un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte, sino hasta un mes entero, hasta que os salga por las narices y la aborrezcáis, por cuanto menospreciasteis al Señor que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de él y dijisteis: “¿Para qué salimos de Egipto?”». Entonces dijo Moisés: —Este pueblo, en medio del cual estoy, llega a los seiscientos mil de a pie, ¡y tú dices: «Les daré carne, y comerán un mes entero»! ¿Se degollarán para ellos ovejas y bueyes que les basten?, ¿o se juntarán para ellos todos los peces del mar para que tengan lo suficiente? Entonces el Señor respondió a Moisés: —¿Acaso el poder del Señor es limitado? Ahora verás si se cumple mi palabra o no. Salió Moisés y comunicó al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a los setenta hombres de entre los ancianos del pueblo, y los reunió alrededor del tabernáculo. Entonces el Señor descendió en la nube y le habló. Luego tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta hombres ancianos. Y en cuanto se posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, pero no volvieron a hacerlo. En el campamento habían quedado dos hombres, uno llamado Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu. Estaban estos entre los inscritos, pero no se habían acercado al tabernáculo, por lo que profetizaron en el campamento. Un joven corrió a avisar a Moisés, y le dijo: —Eldad y Medad profetizan en el campamento. Entonces respondió Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes: —Señor mío Moisés, no se lo permitas. Moisés le respondió: —¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta, y que el Señor pusiera su espíritu sobre ellos. Luego Moisés volvió al campamento con los ancianos de Israel.
NÚMEROS 11:16-30 La Palabra (versión española) (BLP)
El Señor contestó a Moisés: —Reúneme setenta hombres de los principales de Israel, de los que tengas constancia que son líderes y maestros del pueblo; tráelos a la entrada de la Tienda del encuentro y ponlos junto a ti. Yo descenderé y hablaré allí contigo; tomaré parte del espíritu que hay en ti y se lo infundiré a ellos; así compartirán contigo la carga del pueblo y no tendrás que llevarla tú solo. Y al pueblo le dirás: «Purificaos para mañana pues vais a comer carne. Vuestras quejas han llegado a oídos del Señor cuando decíais: “¡Quién nos diera carne para comer! ¡Ciertamente nos iba mejor en Egipto!”. Pues bien, el Señor os dará carne, y comeréis. No comeréis un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte, sino durante un mes entero, hasta que os salga por las narices, y la aborrezcáis; así será por cuanto rechazasteis al Señor que está en medio de vosotros al quejaros ante él, diciendo: “¿Para qué salimos de Egipto?”». Entonces dijo Moisés: —El pueblo en medio del cual estoy suma seiscientos mil hombres de a pie y sin embargo tú dices: ¡Les daré suficiente carne para comer durante un mes entero! ¿Acaso hay suficientes ovejas y bueyes que puedan ser degollados? ¿Es posible juntar para ellos todos los peces del mar para que tengan bastante? El Señor respondió a Moisés: —¿Es que tiene un límite el poder del Señor? Enseguida verás si lo que te he dicho se cumple o no. Moisés salió y comunicó al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a setenta hombres de los ancianos del pueblo y los hizo situarse alrededor de la Tienda. Acto seguido el Señor descendió en la nube y le habló; tomó luego parte del espíritu que poseía Moisés y se lo infundió a los setenta ancianos. Y cuando el espíritu entró en ellos, se pusieron a hablar como profetas, cosa que no volvió a repetirse. Dos hombres, uno llamado Eldad y el otro Medad, que habían permanecido en el campamento, se vieron también invadidos por el espíritu; estaban entre los elegidos, pero no habían acudido a la Tienda, a pesar de lo cual comenzaron a hablar como profetas en el campamento. Un joven corrió y dio aviso a Moisés, diciendo: —Eldad y Medad están actuando como profetas en el campamento. Entonces Josué, hijo de Nun y ayudante de Moisés desde su juventud, intervino diciendo: —Señor mío Moisés, ¡detenlos! Pero Moisés le respondió: —¿Estás celoso por mí? Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y el Señor les infundiera su espíritu. Dicho esto, Moisés regresó al campamento junto con los ancianos de Israel.
NÚMEROS 11:16-30 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Pero el Señor le contestó: –Reúneme a setenta ancianos israelitas, de los que sepas que tienen autoridad entre el pueblo, y tráelos a la tienda del encuentro, y que esperen allí contigo. Yo bajaré y hablaré allí contigo, y tomaré una parte del espíritu que tú tienes y se la daré a ellos para que te ayuden a sobrellevar a este pueblo. Así no estarás solo. Luego manda al pueblo que se purifique para mañana, y comerán carne. Ya los he oído llorar y decir: ‘¡Ojalá tuviéramos carne para comer! ¡Estábamos mejor en Egipto!’ Pues bien, yo les voy a dar carne para que coman, y no solo un día o dos, ni cinco o diez o veinte. No. Comerán carne durante todo un mes, hasta que se les salga por las narices y les dé asco, porque me han rechazado a mí, el Señor, que estoy en medio de ellos, y han llorado y han dicho ante mí: ‘¿Para qué salimos de Egipto?’ Entonces Moisés respondió: –El pueblo que viene conmigo es de seiscientos mil hombres de a pie, ¿y dices que nos darás a comer carne durante un mes entero? ¿Dónde hay tantas ovejas y vacas que se puedan matar y que alcancen para todos? Aun si les diéramos todo el pescado del mar, no les alcanzaría. Pero el Señor le contestó: –¿Crees que es tan pequeño mi poder? Ahora verás si se cumple o no lo que he dicho. Moisés salió y contó al pueblo lo que el Señor le había dicho, y reunió a setenta ancianos israelitas y los colocó alrededor de la tienda. Entonces el Señor bajó en la nube y habló con Moisés; luego tomó una parte del espíritu que tenía Moisés, y se lo dio a los setenta ancianos. En cuanto el espíritu reposó sobre ellos, comenzaron a hablar como profetas; pero esto no volvió a repetirse. Dos hombres, el uno llamado Eldad y el otro Medad, habían sido escogidos entre los setenta; pero no fueron a la tienda, sino que se quedaron en el campamento. Sin embargo, también sobre ellos reposó el espíritu, y comenzaron a hablar como profetas en el campamento. Entonces un muchacho fue corriendo a decirle a Moisés: –¡Eldad y Medad están hablando como profetas en el campamento! Entonces Josué, hijo de Nun, que desde joven era ayudante de Moisés, dijo: –¡Señor mío, Moisés, prohíbeles que lo hagan! Pero Moisés le contestó: –¿Ya estás celoso por mí? ¡Ojalá el Señor diera su espíritu a todo su pueblo, y todos fueran profetas! Entonces Moisés y los ancianos de Israel volvieron al campamento.
NÚMEROS 11:16-30 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
El SEÑOR le respondió a Moisés: ―Tráeme a setenta ancianos de Israel, y asegúrate de que sean ancianos y gobernantes del pueblo. Llévalos a la Tienda de reunión, y haz que esperen allí contigo. Yo descenderé para hablar contigo, y compartiré con ellos el Espíritu que está sobre ti, para que te ayuden a llevar la carga que te significa este pueblo. Así no tendrás que llevarla tú solo. »Al pueblo solo le dirás lo siguiente: “Santificaos para mañana, pues váis a comer carne. Vosotros llorasteis ante el SEÑOR, y le dijisteis: ‘¡Quién nos diera carne! ¡En Egipto lo pasábamos mejor!’ Pues bien, el SEÑOR os dará carne, y tendréis que comérosla. No la comeréis un solo día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte, sino todo un mes, hasta que os salga por las narices y os provoque náuseas. Y esto, por haber despreciado al SEÑOR, que está en medio de vosotros, y por haberle llorado, diciendo: ‘¿Por qué tuvimos que salir de Egipto?’ ”» Moisés replicó: ―Me encuentro en medio de un ejército de seiscientos mil hombres, ¿y tú hablas de darles carne todo un mes? Aunque se les degollaran rebaños y manadas completas, ¿les alcanzaría? Y aunque se les pescaran todos los peces del mar, ¿eso les bastaría? El SEÑOR le respondió a Moisés: ―¿Acaso el poder del SEÑOR es limitado? ¡Pues ahora verás si cumplo o no mi palabra! Moisés fue y le comunicó al pueblo lo que el SEÑOR le había dicho. Después juntó a setenta ancianos del pueblo, y se quedó esperando con ellos alrededor de la Tienda de reunión. El SEÑOR descendió en la nube y habló con Moisés, y compartió con los setenta ancianos el Espíritu que estaba sobre él. Cuando el Espíritu descansó sobre ellos, se pusieron a profetizar. Pero esto no volvió a repetirse. Dos de los ancianos se habían quedado en el campamento. Uno se llamaba Eldad y el otro Medad. Aunque habían sido elegidos, no acudieron a la Tienda de reunión. Sin embargo, el Espíritu descansó sobre ellos y se pusieron a profetizar dentro del campamento. Entonces un muchacho corrió a contárselo a Moisés: ―¡Eldad y Medad están profetizando dentro del campamento! Josué hijo de Nun, siervo de Moisés desde su juventud, exclamó: ―¡Moisés, señor mío, detenlos! Pero Moisés le respondió: ―¿Estás celoso por mí? ¡Cómo quisiera que todo el pueblo del SEÑOR profetizara, y que el SEÑOR pusiera su Espíritu en todos ellos! Entonces Moisés y los ancianos regresaron al campamento.