MARCOS 9:1-10
MARCOS 9:1-10 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
También les decía Jesús: –Os aseguro que algunos de los que están aquí no morirán sin haber visto el reino de Dios llegar con poder. Seis días después, Jesús se fue a un monte alto, llevando con él solamente a Pedro, Santiago y Juan. Allí, en presencia de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Sus ropas se volvieron brillantes y blancas, como nadie podría dejarlas por mucho que las lavara. Y vieron a Elías y Moisés, que conversaban con Jesús. Pedro le dijo a Jesús: –Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Es que los discípulos estaban asustados y Pedro no sabía qué decir. En esto vino una nube que los envolvió en su sombra. Y de la nube salió una voz: –Este es mi Hijo amado. Escuchadle. Al momento, al mirar a su alrededor, ya no vieron a nadie con ellos, sino sólo a Jesús. Mientras bajaban del monte les encargó Jesús que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado. Así que guardaron el secreto entre ellos, aunque se preguntaban qué sería eso de resucitar.
MARCOS 9:1-10 Reina Valera 2020 (RV2020)
También les dijo: —Os aseguro que algunos de los que están aquí no morirán sin haber visto que el reino de Dios ha venido con poder. Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, se retiró con ellos solos a un monte alto y ante su presencia se transfiguró. Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador de la tierra podría blanquearlos así. Y se les aparecieron Elías y Moisés hablando con Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús: —Maestro, qué bien quedarnos aquí. Hagamos tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pedro no sabía lo que decía pues estaban muy asustados. Entonces una nube los envolvió en sombra y desde la nube una voz decía: —Este es mi Hijo amado. Escuchadle a él. Y de pronto miraron alrededor y no vieron a nadie más consigo, sino a Jesús solo. Mientras descendían del monte, les ordenó que a nadie contaran lo que habían visto hasta que el Hijo del Hombre hubiera resucitado de entre los muertos. Ellos guardaron la orden para sí mismos, pero discutían sobre lo que sería eso de resucitar de los muertos.
MARCOS 9:1-10 La Palabra (versión española) (BLP)
Y les dijo también: —Os aseguro que algunos de los que están aquí no morirán sin haber comprobado que el reino de Dios ha llegado con poder. Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan y los llevó aparte a ellos solos a un monte alto. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Su ropa se volvió de una blancura resplandeciente, tal como ningún batanero de este mundo sería capaz de blanquearla. Y los discípulos vieron a Elías y a Moisés, que estaban conversando con Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús: —¡Maestro, qué bien estamos aquí! Hagamos tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Es que no sabía lo que decía, porque estaban aterrados. En esto quedaron envueltos por una nube de la que salía una voz: —Este es mi Hijo amado. Escuchadlo. En aquel instante miraron a su alrededor y ya no vieron a nadie sino únicamente a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado. Y, en efecto, ellos guardaron este secreto, aunque discutían qué sería aquello de «resucitar».
MARCOS 9:1-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Y añadió: ―Os aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios llegar con poder. Seis días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó a una montaña alta, donde estaban solos. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Su ropa se volvió de un blanco resplandeciente como nadie en el mundo podría blanquearla. Y se les aparecieron Elías y Moisés, los cuales conversaban con Jesús. Tomando la palabra, Pedro le dijo a Jesús: ―Rabí, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. No sabía qué decir, porque todos estaban asustados. Entonces apareció una nube que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado. ¡Escuchadle!» De repente, cuando miraron a su alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban de la montaña, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre se levantara de entre los muertos. Guardaron el secreto, pero discutían entre ellos qué significaría eso de «levantarse de entre los muertos».