MARCOS 8:31-38
MARCOS 8:31-38 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Comenzó Jesús a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días. Esto se lo advirtió claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderle. Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y reprendió a Pedro diciéndole: –¡Apártate de mí, Satanás! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres. Luego llamó Jesús a sus discípulos y a la gente, y dijo: –El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía y del evangelio, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su vida? Pues si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta gente infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre y con sus santos ángeles.
MARCOS 8:31-38 Reina Valera 2020 (RV2020)
Comenzó a enseñarles que al Hijo del Hombre le era necesario padecer mucho, ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y morir y resucitar después de tres días. Les decía estas cosas con toda claridad. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: —¡Apártate de mí, Satanás!, porque tú no piensas en las cosas de Dios, sino en cuestiones humanas. Y llamando a la multitud y a sus discípulos les dijo: —Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Toda persona que quiera salvar su vida, la perderá; y toda persona que pierda su vida por mi causa y por el evangelio la salvará Porque ¿de qué le sirve a uno ganar todo el mundo si pierde su alma? ¿O qué puede dar uno a cambio de su alma? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, de esa persona también se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
MARCOS 8:31-38 La Palabra (versión española) (BLP)
Entonces Jesús empezó a explicarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho; que había de ser rechazado por los ancianos del pueblo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que luego lo matarían, pero que al tercer día resucitaría. Les hablaba con toda claridad. Pedro entonces, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús se volvió y, mirando a sus discípulos, reprendió a su vez a Pedro, diciéndole: —¡Apártate de mí, Satanás! ¡Tú no piensas como piensa Dios, sino como piensa la gente! Luego Jesús convocó a la gente y a sus propios discípulos y les dijo: —Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por mi causa y por la causa del evangelio, ese la salvará. Pues ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero si pierde su propia vida? ¿O qué podrá dar una persona a cambio de su vida? Pues bien, si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta gente infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga rodeado de la gloria de su Padre y acompañado de los santos ángeles.
MARCOS 8:31-38 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Luego comenzó a enseñarles: ―El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que a los tres días resucite. Habló de esto con toda claridad. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro. ―¡Aléjate de mí, Satanás! —le dijo—. Tú no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos. ―Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio la salvará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.