MARCOS 5:1-8
MARCOS 5:1-8 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Cruzaron el lago hasta llegar a la región de los gerasenos. Tan pronto como desembarcó Jesús, un hombre poseído por un espíritu maligno le salió al encuentro de entre los sepulcros. Este hombre vivía en los sepulcros, y ya nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían atado con cadenas y grilletes, pero él los destrozaba, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Noche y día andaba por los sepulcros y por las colinas, gritando y golpeándose con piedras. Cuando vio a Jesús desde lejos, corrió y se postró delante de él. ―¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? —gritó con fuerza—. ¡Te ruego por Dios que no me atormentes! Es que Jesús le había dicho: «¡Sal de este hombre, espíritu maligno!»
MARCOS 5:1-8 Reina Valera 2020 (RV2020)
Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. En cuanto Jesús salió de la barca, vino a su encuentro un hombre con un espíritu inmundo. Moraba en los sepulcros y nadie podía sujetarlo ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían amarrado con grillos y cadenas, pero quebrantaba las cadenas y forzaba los grillos. Nadie podía dominarle. De día y de noche andaba gritando por los montes y entre los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio a Jesús a lo lejos, se acercó corriendo y se postró ante él y dijo gritando desaforadamente: —¿Qué tienes contra mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Por Dios te ruego que no me atormentes! Porque Jesús le había dicho: «Sal de este hombre, espíritu inmundo».
MARCOS 5:1-8 La Palabra (versión española) (BLP)
Llegaron a la otra orilla del lago, a la región de Gerasa. En cuanto Jesús bajó de la barca, salió a su encuentro, procedente del cementerio, un hombre poseído por un espíritu impuro. Este hombre vivía en el cementerio y nadie había podido sujetarlo ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían encadenado y sujetado con grilletes, pero siempre los había roto y ya nadie lograba dominarlo. Día y noche andaba entre las tumbas y por los montes, gritando y golpeándose con piedras. Al ver de lejos a Jesús, echó a correr y fue a arrodillarse a sus pies, gritando con todas sus fuerzas: —¡Déjame en paz, Jesús, Hijo del Dios Altísimo! ¡Por Dios te ruego que no me atormentes! Y es que Jesús había dicho al espíritu impuro que saliera de aquel hombre.
MARCOS 5:1-8 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Llegaron a la otra orilla del lago, a la tierra de Gerasa. En cuanto Jesús bajó de la barca se le acercó un hombre que tenía un espíritu impuro. Este hombre había salido de entre las tumbas, porque vivía en ellas. Nadie podía sujetarlo ni siquiera con cadenas. Pues aunque muchas veces lo habían atado de pies y manos con cadenas, siempre las había hecho pedazos, sin que nadie le pudiera dominar. Andaba de día y de noche entre las tumbas y por los cerros, gritando y golpeándose con piedras. Pero cuando vio de lejos a Jesús, echó a correr y, poniéndose de rodillas delante de él, le dijo a gritos: –¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¡Te ruego, por Dios, que no me atormentes! Hablaba así porque Jesús le había dicho: –¡Espíritu impuro, deja a ese hombre!