MARCOS 4:37-41
MARCOS 4:37-41 La Palabra (versión española) (BLP)
De pronto, se levantó una gran tormenta de viento. Las olas azotaban la barca, que comenzó a inundarse. Jesús, entretanto, estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Los discípulos lo despertaron, diciendo: —Maestro, ¿no te importa que estemos a punto de perecer? Jesús se incorporó, increpó al viento y dijo al lago: —¡Silencio! ¡Cállate! El viento cesó y todo quedó en calma. Entonces les dijo: —¿A qué viene ese miedo? ¿Dónde está vuestra fe? Pero ellos seguían aterrados, preguntándose unos a otros: —¿Quién es este, que hasta el viento y el lago le obedecen?
MARCOS 4:37-41 Reina Valera 2020 (RV2020)
Se levantó una gran tempestad de viento y las olas azotaban la barca inundándola hasta tal punto que se anegaba. Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Le despertaron y le dijeron: —¡Maestro!, ¿no te preocupa si perecemos? Él se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: —¡Calla, enmudece! Cesó el viento y sobrevino la calma. Y les dijo: —¿Por qué estáis así, amedrentados? ¿No tenéis fe? Entonces sintieron un gran temor y se decían unos a otros: —¿Quién es este que aun el viento y el mar le obedecen?
MARCOS 4:37-41 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
De pronto se desató una tormenta; y el viento era tan fuerte, que las olas, cayendo sobre la barca, comenzaron a llenarla de agua. Pero Jesús se había dormido en la parte de popa, apoyado sobre una almohada. Le despertaron y le dijeron: –¡Maestro!, ¿no te importa que nos estemos hundiendo? Jesús se levantó, dio una orden al viento y le dijo al mar: –¡Silencio! ¡Cállate! El viento se detuvo y todo quedó completamente en calma. Después dijo Jesús a sus discípulos: –¿Por qué tanto miedo? ¿Todavía no tenéis fe? Y ellos, muy asustados, se preguntaban unos a otros: –¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?
MARCOS 4:37-41 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse. Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron. ―¡Maestro! —dijeron—, ¿no te importa que nos ahoguemos? Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar: ―¡Silencio! ¡Cálmate! El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo. ―¿Por qué tenéis tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Aún no tenéis fe? Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: ―¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?