MARCOS 2:1-5
MARCOS 2:1-5 Reina Valera 2020 (RV2020)
Jesús entró otra vez en Capernaún después de algunos días. Cuando se supo que estaba en casa, inmediatamente se juntó mucha gente, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y Jesús les predicaba la palabra. Entonces acudieron a él cuatro personas que llevaban a un paralítico. Como no podían acercarse a él a causa de la multitud, quitaron parte del techo de la casa donde Jesús estaba y por la abertura bajaron la camilla en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de quienes le llevaban, dijo al paralítico: —Hijo, tus pecados te son perdonados.
MARCOS 2:1-5 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Unos días después, cuando Jesús entró de nuevo en Capernaún, corrió la voz de que estaba en casa. Se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta mientras él les predicaba la palabra. Entonces llegaron cuatro hombres que le llevaban un paralítico. Como no podían acercarlo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, después de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: ―Hijo, tus pecados quedan perdonados.
MARCOS 2:1-5 La Palabra (versión española) (BLP)
Algunos días después, Jesús regresó a Cafarnaún. En cuanto se supo que estaba en casa, se reunió tanta gente, que no quedaba sitio ni siquiera ante la puerta. Y Jesús les anunciaba su mensaje. Le trajeron entonces, entre cuatro, un paralítico. Como a causa de la multitud no podían llegar hasta Jesús, levantaron un trozo del techo por encima de donde él estaba y, a través de la abertura, bajaron la camilla con el paralítico. Jesús, viendo la fe de quienes lo llevaban, dijo al paralítico: —Hijo, tus pecados quedan perdonados.
MARCOS 2:1-5 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Algunos días después volvió Jesús a entrar en Cafarnaún. Al saber que estaba en casa, se juntaron tantos que ni siquiera cabían frente a la puerta, y él les anunciaba el mensaje. Entonces, entre cuatro, le llevaron un paralítico. Pero como había mucha gente y no podían llegar hasta Jesús, quitaron parte del techo encima de donde él estaba, y por la abertura bajaron en una camilla al enfermo. Cuando Jesús vio la fe que tenían, dijo al enfermo: –Hijo mío, tus pecados quedan perdonados.