MARCOS 12:28-37
MARCOS 12:28-37 Reina Valera 2020 (RV2020)
Uno de los escribas que los había oído discutir y sabía que Jesús les había respondido bien se acercó y le preguntó: —¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: —El primero de todos los mandamiento es: Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas . Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo . No hay otro mandamiento mayor que estos. Entonces el escriba le dijo: —Bien, Maestro. Es verdad lo que has dicho, que Dios es uno y no hay otro fuera de él. Y amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más valioso que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: —No estás lejos del reino de Dios. Después ninguno se atrevió a hacerle más preguntas. Estando Jesús enseñando en el templo preguntó: —¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? Porque el mismo David afirma por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies» . Si David mismo le llama Señor, ¿cómo, pues, es su hijo? Era mucha la gente que disfrutaba escuchándole.
MARCOS 12:28-37 La Palabra (versión española) (BLP)
Uno de los maestros de la ley que había escuchado toda la discusión, al ver lo bien que Jesús les había respondido, se acercó a él y le preguntó: —¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: —El primero es: Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y el segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que estos. El maestro de la ley contestó a Jesús: —¡Muy bien, Maestro! Es cierto lo que dices: Dios es único y no hay otro fuera de él. Y amar a Dios con todo nuestro corazón, con todo nuestro entendimiento y con todas nuestras fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había contestado con sabiduría, le dijo: —Tú no estás lejos del reino de Dios. Después de esto, ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Jesús estaba enseñando en el Templo e interpelaba a sus oyentes diciendo: —¿Cómo es que los maestros de la ley dicen que el Mesías es hijo de David? El propio David afirmó, inspirado por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies» . Pues si el propio David llama Señor al Mesías, ¿cómo puede el Mesías ser hijo suyo? Y era mucha la gente que disfrutaba escuchando a Jesús.
MARCOS 12:28-37 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Al ver lo bien que Jesús había contestado a los saduceos, uno de los maestros de la ley, que les había oído discutir, se acercó a él y le preguntó: –¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: –El primer mandamiento de todos es: ‘Oye, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.’ Y el segundo es: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’ Ningún mandamiento es más importante que estos. El maestro de la ley dijo: –Muy bien, Maestro. Es verdad lo que dices: Dios es uno solo y no hay otro fuera de él. Y amar a Dios con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y que todos los sacrificios que se queman en el altar. Al ver Jesús que el maestro de la ley había contestado con buen sentido, le dijo: –No estás lejos del reino de Dios. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Jesús estaba enseñando en el templo y preguntó: –¿Por qué dicen los maestros de la ley que el Mesías desciende de David? David mismo, inspirado por el Espíritu Santo, dijo: ‘El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que yo ponga a tus enemigos debajo de tus pies.’ Pero, ¿cómo puede el Mesías descender de David, si David mismo le llama Señor? La gente, que era mucha, escuchaba con gusto a Jesús.
MARCOS 12:28-37 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó: ―De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante? ―El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor —contestó Jesús—. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento más importante que estos. ―Bien dicho, Maestro —respondió el hombre—. Tienes razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él. Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios. Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo: ―No estás lejos del reino de Dios. Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Mientras enseñaba en el templo, Jesús les propuso: ―¿Cómo es que los maestros de la ley dicen que el Cristo es hijo de David? David mismo, hablando por el Espíritu Santo, declaró: »“Dijo el Señor a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies’ ”. Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede ser su hijo?» La muchedumbre lo escuchaba con agrado.