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MARCOS 1:1-20

MARCOS 1:1-20 Reina Valera 2020 (RV2020)

Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en el profeta Isaías: He aquí yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino delante de ti. Voz de uno que clama en el desierto: «Preparad el camino del Señor. ¡Enderezad sus sendas! ». Juan bautizaba en el desierto y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Acudían a él todos los habitantes de la provincia de Judea y todos los de Jerusalén, y, confesando sus pecados, los bautizaba en el río Jordán. Juan estaba vestido de pelo de camello, tenía un cinto de cuero alrededor de su cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Predicaba diciendo: —Viene tras de mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno, habiéndome agachado, de desatar la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo. En aquellos días Jesús vino de Nazaret de Galilea y Juan le bautizó en el Jordán. En seguida, al subir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma. Y desde los cielos vino una voz que decía: —Tú eres mi Hijo amado. En ti me complazco. Luego el Espíritu impulsó a Jesús a ir al desierto. Allí permaneció durante cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivió entre las fieras y los ángeles le servían. Después que Juan fue encarcelado, Jesús se dirigió a Galilea y predicando el evangelio de Dios, decía: —El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio! Al pasar junto al mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés echando la red en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: —Seguidme y os haré pescadores de hombres. Al instante dejaron sus redes y le siguieron. Un poco más adelante vio a Jacobo, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan. Estaban en la barca reparando las redes y los llamó. Ellos inmediatamente dejaron a su padre en la barca con los jornaleros y también le siguieron.

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MARCOS 1:1-20 La Palabra (versión española) (BLP)

Principio del evangelio. Así está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Se oye una voz, alguien clama en el desierto: «¡Preparad el camino del Señor; abrid sendas rectas para él!». Juan el Bautista se presentó en el desierto proclamando que la gente se bautizara como señal de conversión para recibir el perdón de los pecados. La región entera de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán. Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y lo que proclamaba era esto: —Después de mí viene uno que es más poderoso que yo, de quien ni siquiera soy digno de agacharme para desatar las correas de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo. Por aquellos días llegó Jesús procedente de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. En el instante mismo de salir del agua, vio Jesús que el cielo se abría y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma. Y se oyó una voz proveniente del cielo: —Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco. Acto seguido, el Espíritu impulsó a Jesús a ir al desierto, donde Satanás lo puso a prueba durante cuarenta días. Vivía entre animales salvajes y era atendido por los ángeles. Después que Juan fue encarcelado, Jesús se dirigió a Galilea a predicar el evangelio de Dios. Decía: —El tiempo se ha cumplido y ya está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el evangelio. Iba Jesús caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red en el lago. Jesús les dijo: —Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. Ellos dejaron al punto sus redes y se fueron con él. Un poco más adelante vio a Santiago, el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca reparando las redes. Los llamó también, y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca junto con los trabajadores contratados, se fueron en pos de él.

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MARCOS 1:1-20 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Comienzo del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Sucedió como está escrito en el profeta Isaías: «Yo enviaré a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino». «Voz de uno que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas”». Así se presentó Juan, bautizando en el desierto y predicando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados. Toda la gente de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén acudía a él. Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán. Y Juan llevaba un vestido de pelo de camello. Llevaba puesto un cinturón de cuero, y comía langostas y miel silvestre. Predicaba de esta manera: «Detrás de mí viene uno más poderoso que yo; ni siquiera merezco agacharme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo». En esos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. En seguida, al subir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma. También se oyó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo». En seguida el Espíritu lo impulsó a ir al desierto, y allí fue tentado por Satanás durante cuarenta días. Estaba entre las fieras, y los ángeles le servían. Después de que encarcelaran a Juan, Jesús se fue a Galilea a anunciar las buenas nuevas de Dios. «Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepentíos y creed las buenas nuevas!» Pasando por la orilla del mar de Galilea, Jesús vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban la red al lago, pues eran pescadores. «Venid, seguidme —les dijo Jesús—, y os haré pescadores de hombres». Al momento dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Jacobo y a su hermano Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en su barca remendando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron con Jesús.

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MARCOS 1:1-20 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Principio de la buena noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios. El profeta Isaías había escrito: “Envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: ‘¡Preparad el camino del Señor, abridle un camino recto!’ ” Sucedió que Juan el Bautista se presentó en el desierto bautizando a la gente. Les decía que debían convertirse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonase sus pecados. De toda la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén salían a oirle. Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán. Juan iba vestido de ropa hecha de pelo de camello, que se sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; y comía langostas y miel del monte. En su proclamación decía: “Después de mí viene uno más poderoso que yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo.” Por aquellos días, Jesús salió de Nazaret, en la región de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. En el momento en que salía del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma. Y vino una voz del cielo, que decía: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.” Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí vivió durante cuarenta días entre las fieras, y fue puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían. Después que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. Decía: “Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca. Volveos a Dios y aceptad con fe sus buenas noticias.” Paseaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red al agua. Les dijo Jesús: –Seguidme, y os haré pescadores de hombres. Al momento dejaron sus redes y se fueron con él. Un poco más adelante, Jesús vio a Santiago y a su hermano Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca reparando las redes. Al punto Jesús los llamó, y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con sus ayudantes, se fueron con Jesús.

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