MIQUEAS 6:1-16
MIQUEAS 6:1-16 Reina Valera 2020 (RV2020)
Oíd ahora lo que dice el Señor: ¡Levántate, pelea contra los montes y oigan los collados tu voz! Oíd, montes y fuertes cimientos de la tierra, el pleito del Señor, porque el Señor tiene un pleito con su pueblo y altercará con Israel. Pueblo mío, ¿qué te he hecho o en qué te he molestado? Di algo en mi contra. Te hice subir de la tierra de Egipto, te redimí de la casa de servidumbre y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María. Pueblo mío, acuérdate ahora qué aconsejó Balac, rey de Moab, y qué le respondió Balaam hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las justicias del Señor. ¿Con qué me presentaré ante el Señor y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará el Señor de millares de carneros o de diez mil arroyos de aceite? ¿Le entregaré mi primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios. La voz del Señor clama a la ciudad. ¡Es de sabios temer a tu nombre! Prestad atención al castigo y a quien lo establece. ¿Hay aún en casa del impío riquezas fraudulentas y medidas menguadas y detestables? ¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa y bolsa de pesas engañosas? Sus ricos se colmaron de rapiña, sus habitantes mintieron y tienen en su boca una lengua engañosa. Por eso yo también te debilité, te devasté por tus pecados. Comerás, mas no te saciarás, tu abatimiento estará en medio de ti; recogerás, mas no salvarás nada, y lo que logres salvar lo entregaré yo a la espada. Sembrarás, mas no cosecharás; pisarás aceitunas, mas no te ungirás con el aceite; también exprimirás uvas, mas no beberás el vino. Has guardado los mandamientos de Omri y toda obra de la casa de Acab, te has conducido según sus consejos; por eso yo te entregaré a la desolación, y a tus habitantes a la burla. Llevaréis, por tanto, el oprobio de mi pueblo.
MIQUEAS 6:1-16 La Palabra (versión española) (BLP)
Escuchad lo que dice el Señor: Ponte en pie y entabla un pleito en presencia de las montañas; que las colinas escuchen tu voz. Oíd, montañas, y también vosotros, firmes cimientos de la tierra, el pleito que entabla el Señor: el Señor entra en juicio con su pueblo, se quiere querellar contra Israel. Pueblo mío, ¿qué te he hecho? ¿en qué te he ofendido? Respóndeme. Te saqué del país de Egipto, te rescaté cuando eras esclavo, te di como guías a Moisés, Aarón y María. Recuerda, pueblo mío, lo que tramaba Balac, rey de Moab, y cómo respondió Balaán, hijo de Beor. [Recuerda cómo pasaste] de Sitín a Guilgal; así reconocerás las victorias del Señor. ¿Con qué me presentaré ante el Señor y me postraré ante el Dios de lo alto? Me presentaré ante él con holocaustos, con novillos que tengan un año. ¿Agradarán al Señor miles de carneros? ¿Le complacerán diez mil ríos de aceite? ¿Le entregaré mi primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas por mi pecado? Se te ha hecho conocer lo que está bien, lo que el Señor exige de ti, ser mortal: tan solo respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios. Oíd al Señor que llama a la ciudad, —y es de sabios respetar su nombre—; escucha, pueblo y consejo de la ciudad. ¿Voy a seguir soportando vuestra maldad y el que os hayáis enriquecido inicuamente, usando medidas menguadas y detestables? ¿Voy a dar por buenas las balanzas trucadas o la bolsa llena de pesas engañosas? Los ricos están llenos de violencia, miente la población [de la ciudad], su boca solo pronuncia mentiras. Pues bien, he comenzado a golpearte, a devastarte a causa de tus pecados. Comerás sin poder saciarte y el hambre te devorará por dentro; si guardas algo, se echará a perder; lo que conserves, lo entregaré al pillaje. Sembrarás, pero no cosecharás; molerás en la prensa la aceituna, pero no te ungirás con aceite; harás mosto, pero no beberás el vino. Puesto que sigues lo prescrito por Omrí y las prácticas de la casa de Ajab, conduciéndote según sus directrices, yo te entregaré a la devastación; tus habitantes serán objeto de escarnio y soportaréis la desgracia de mi pueblo.
MIQUEAS 6:1-16 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Oíd ahora lo que dice el Señor: “¡Levántate, expón tu caso a los montes y que los cerros escuchen tu voz!” Escuchad, montes y firmes cimientos de la tierra: el Señor va a entablar un juicio contra su pueblo, va a entablar un pleito contra Israel. Esto dice el Señor: “Respóndeme, pueblo mío, ¿qué te he hecho o en qué te he molestado? Yo te saqué de Egipto, librándote de la esclavitud; yo envié a Moisés, Aarón y María, para que te dirigieran. Pueblo mío, recuerda ahora los planes de Balac, rey de Moab, y la respuesta que le dio Balaam, hijo de Beor. Recuerda cuando pasaste de Sitim a Guilgal, y reconoce las victorias del Señor.” ¿Con qué me presentaré a adorar al Señor, Dios de las alturas? ¿Me presentaré ante él con becerros de un año, para ofrecérselos en holocausto? ¿Se alegrará el Señor si le ofrezco mil carneros o diez mil ríos de aceite? ¿O si le ofrezco mi primogénito en pago de mi rebelión y mi pecado? El Señor ya te ha dicho, oh hombre, en qué consiste lo bueno y qué es lo que él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente a tu Dios. El Señor está llamando a la ciudad, y es sabio oirle con reverencia: “Escuchad, pueblo y consejeros de la ciudad: En la casa del malvado hay riquezas mal adquiridas y esas medidas falsas que yo aborrezco. ¿Cómo podré perdonar al que emplea balanzas alteradas y pesas falsas? Los ricos de esta ciudad son todos opresores, y mentirosos y engañadores todos sus habitantes. Por eso he comenzado a castigarte, a destruirte por causa de tus pecados. Comerás, pero no quedarás satisfecho, sino que seguirás padeciendo hambre; recogerás provisiones, pero no podrás salvar nada, y aun si algo salvas, haré que la guerra lo destruya. Sembrarás, pero no cosecharás; molerás aceitunas, pero no aprovecharás el aceite; pisarás uvas, pero no beberás el vino. Porque has seguido los mandatos y las prácticas de Omrí y de la familia de Ahab, y te has portado como ellos lo hicieron. Por eso yo haré de ti y de tus habitantes un motivo de horror y de burla, y la vergüenza de mi pueblo caerá sobre ti.”
MIQUEAS 6:1-16 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Escuchad lo que dice el SEÑOR: «Levántate, presenta tu caso ante las montañas; deja que las colinas oigan tu voz». Escuchad, montañas, la querella del SEÑOR; prestad atención, firmes cimientos de la tierra; el SEÑOR entra en juicio contra su pueblo, entabla un pleito contra Israel: «Pueblo mío, ¿qué te he hecho? ¡Dime en qué te he ofendido! Yo fui quien te sacó de Egipto, quien te libró de esa tierra de esclavitud. Yo envié a Moisés, Aarón y Miriam para que te dirigieran. Recuerda, pueblo mío, lo que tramaba Balac, rey de Moab, y lo que le respondió Balán hijo de Beor. Recuerda tu paso desde Sitín hasta Guilgal, y reconoce las hazañas redentoras del SEÑOR». ¿Cómo podré acercarme al SEÑOR y postrarme ante el Dios Altísimo? ¿Podré presentarme con holocaustos o con becerros de un año? ¿Se complacerá el SEÑOR con miles de carneros, o con diez mil arroyos de aceite? ¿Ofreceré a mi primogénito por mi delito, al fruto de mis entrañas por mi pecado? ¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el SEÑOR: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios. Tribu y asamblea de la ciudad, escuchad la voz del SEÑOR, que os convoca, pues es de sabios temer su nombre. «¡Malvados! ¿Debo tolerar vuestros tesoros mal habidos, y vuestras odiosas medidas adulteradas? ¿Debo tener por justas la balanza falsa y la bolsa de pesas alteradas? Los ricos de la ciudad son gente violenta; sus habitantes son gente mentirosa; ¡engañan con la boca y con la lengua! Por lo que a mí toca, te demoleré a golpes, te destruiré por tus pecados. Comerás, pero no te saciarás, sino que seguirás padeciendo hambre. Lo que recojas no lo podrás retener, y lo que retengas lo entregaré a la espada. Lo que siembres no lo cosecharás, ni usarás el aceite de las aceitunas que exprimas, ni beberás el vino de las uvas que pises. Tú sigues fielmente los decretos de Omrí y todas las prácticas de la dinastía de Acab; te conduces según sus consejos. Por eso voy a entregarte a la destrucción, y a poner en ridículo a tus habitantes. ¡Tendrás que soportar el insulto de los pueblos!»