MATEO 3:1-11
MATEO 3:1-11 La Palabra (versión española) (BLP)
Por aquel tiempo comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea. Decía: —Convertíos, porque ya está cerca el reino de los cielos. A este Juan se había referido el profeta Isaías cuando dijo: Se oye una voz; alguien clama en el desierto: «¡Preparad el camino del Señor; abrid sendas rectas para él!». Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Acudían a él gentes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la ribera del Jordán. Confesaban sus pecados, y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán. Pero al ver que muchos fariseos y saduceos acudían a recibir el bautismo, Juan les decía: —¡Hijos de víbora! ¿Quién os ha avisado para que huyáis del inminente castigo? Demostrad con hechos vuestra conversión y no os hagáis ilusiones pensando que sois descendientes de Abrahán. Porque os digo que Dios puede sacar de estas piedras descendientes de Abrahán. Ya está el hacha preparada para cortar de raíz los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
MATEO 3:1-11 Reina Valera 2020 (RV2020)
En aquellos días llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y decía: —Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado, pues este es aquel de quien el profeta Isaías dijo: Voz de uno que clama en el desierto: ¡Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas! Juan estaba vestido de pelo de camello, tenía un cinto de cuero alrededor de su cintura y su comida eran saltamontes y miel silvestre. Acudían a él gentes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la ribera del Jordán. Quienes acudían confesaban sus pecados y él los bautizaba en las aguas del Jordán. Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: —¡Generación de víboras!, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira venidera? Producid, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: «A Abrahán tenemos por padre», porque yo os digo que Dios puede sacar hijos de Abrahán aún de estas piedras. Además, el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles y todo árbol que no da buen fruto va a ser cortado y echado al fuego. Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí, cuyo calzado no soy digno de llevar, es más poderoso que yo y os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
MATEO 3:1-11 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Por aquel tiempo se presentó Juan el Bautista en el desierto de Judea. En su proclamación decía: “¡Convertíos a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!” Juan era aquel de quien el profeta Isaías había dicho: “Una voz grita en al desierto: ‘¡Preparad el camino del Señor; abridle un camino recto!’ ” Juan iba vestido de ropa hecha de pelo de camello, que se sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; su comida era langostas y miel del monte. Gentes de Jerusalén, de toda la región de Judea y de toda la región cercana al Jordán salían a escucharle. Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán. Pero viendo Juan que muchos fariseos y saduceos acudían a que los bautizara, les dijo: “¡Raza de víboras!, ¿quién os ha dicho que vais a libraros del terrible castigo que se acerca? Demostrad con vuestros actos que os habéis vuelto a Dios, y no os hagáis ilusiones diciéndoos: ‘Nosotros somos descendientes de Abraham’, porque os aseguro que incluso de estas piedras puede Dios sacar descendientes a Abraham. Ya está el hacha lista para cortar de raíz los árboles. Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo, ciertamente, os bautizo con agua para invitaros a que os convirtáis a Dios; pero el que viene después de mí os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco llevarle las sandalias.
MATEO 3:1-11 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea y decía: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca». Juan era aquel de quien había escrito el profeta Isaías: «Voz de uno que grita en el desierto: “Preparad el camino para el Señor, haced derechas sus sendas”». Juan estaba vestido con ropa hecha de pelo de camello. Llevaba puesto un cinturón de cuero y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Acudía a él la gente de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región del Jordán. Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán. Pero, al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban adonde él estaba bautizando, les advirtió: «¡Camada de víboras! ¿Quién os dijo que podríais escapar del castigo que se acerca? Producid frutos que demuestren arrepentimiento. No penséis que podréis alegar: “Tenemos a Abraham por padre”. Porque os digo que aun de estas piedras Dios es capaz de darle hijos a Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no produzca buen fruto será cortado y arrojado al fuego. »Yo os bautizo con agua para arrepentimiento. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.