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MATEO 21:18-27

MATEO 21:18-27 La Palabra (versión española) (BLP)

Por la mañana temprano, cuando Jesús volvía a la ciudad, sintió hambre. Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella; pero únicamente encontró hojas. Entonces dijo a la higuera: —¡Que nunca más vuelvas a dar fruto! Y en aquel mismo instante se secó la higuera. Al ver aquello, los discípulos se quedaron atónitos, y decían: —¿Cómo ha podido secarse de repente la higuera? Jesús les contestó: —Os aseguro que, si tenéis fe y no dudáis, no solamente haréis esto de la higuera, sino que si decís a este monte que se quite de ahí y se arroje al mar, así ocurrirá. Todo cuanto pidáis orando con fe, lo recibiréis. Jesús entró en el Templo y mientras enseñaba se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron: —¿Con qué derecho haces tú todo eso? ¿Quién te ha autorizado para ello? Jesús les contestó: —Yo también voy a preguntaros una cosa. Si me respondéis, os diré con qué derecho hago todo esto. ¿De quién recibió Juan el encargo de bautizar: del cielo o de los hombres? Ellos se pusieron a razonar entre sí: «Si contestamos que lo recibió de Dios, él nos dirá: “¿Por qué, pues, no le creísteis?” Y si decimos que lo recibió de los hombres, corremos el peligro de la reacción del pueblo, porque todos tienen a Juan por profeta». Así que respondieron a Jesús: —No lo sabemos. A lo que él replicó: —Pues tampoco yo os diré con qué derecho hago todo esto.

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MATEO 21:18-27 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Por la mañana, cuando Jesús volvía a la ciudad, sintió hambre. Vio una higuera junto al camino y se acercó a ella, pero no encontró más que hojas. Entonces dijo a la higuera: –¡Nunca vuelvas a dar fruto! Al instante se secó la higuera. Al ver esto, los discípulos se asombraron y preguntaron a Jesús: –¿Cómo es que la higuera se ha secado al instante? Jesús les contestó: –Os aseguro que, si tenéis fe y no dudáis, no solo podréis hacer lo que he hecho yo con la higuera, sino que aun si le decís a ese monte: ‘Quítate de ahí y arrójate al mar’, lo hará. Y todo lo que al orar pidáis con fe, lo recibiréis. Jesús entró en el templo y, mientras estaba en él, enseñando, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos y le preguntaron: –¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado tal autoridad? Jesús les contestó: –Yo también os voy a hacer una pregunta: ¿Quién envió a Juan a bautizar: Dios o los hombres? Si me respondéis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. Ellos se pusieron a discutir unos con otros: “Si respondemos que le envió Dios, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’ Y si decimos que fueron los hombres, tenemos miedo de la gente, porque todos tienen a Juan por profeta.” Así que respondieron a Jesús: –No lo sabemos. Entonces él les contestó. –Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

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