MATEO 17:1-13
MATEO 17:1-13 Reina Valera 2020 (RV2020)
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a su hermano Juan y los llevó aparte a un monte alto. Allí se transfiguró delante de ellos: resplandecía su rostro como el sol y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: —Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí. Si quieres, haremos aquí tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió y se oyó una voz desde la nube que decía: —Este es mi Hijo amado, en quien me complazco. Escuchadle a él. Al oír esto, los discípulos se postraron sobre sus rostros y sintieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó diciendo: —Levantaos y no temáis. Cuando ellos alzaron los ojos, no vieron a nadie, sino a Jesús solo. Al descender del monte, Jesús les dio esta orden: —No digáis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos. Sus discípulos le preguntaron: —¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondió Jesús: —A la verdad, Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas. Pero os digo que Elías ya vino y no lo conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre padecerá a manos de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.
MATEO 17:1-13 Reina Valera 2020 (RV2020)
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a su hermano Juan y los llevó aparte a un monte alto. Allí se transfiguró delante de ellos: resplandecía su rostro como el sol y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: —Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí. Si quieres, haremos aquí tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió y se oyó una voz desde la nube que decía: —Este es mi Hijo amado, en quien me complazco. Escuchadle a él. Al oír esto, los discípulos se postraron sobre sus rostros y sintieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó diciendo: —Levantaos y no temáis. Cuando ellos alzaron los ojos, no vieron a nadie, sino a Jesús solo. Al descender del monte, Jesús les dio esta orden: —No digáis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos. Sus discípulos le preguntaron: —¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondió Jesús: —A la verdad, Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas. Pero os digo que Elías ya vino y no lo conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre padecerá a manos de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.
MATEO 17:1-13 La Palabra (versión española) (BLP)
Seis días después, Jesús tomó aparte a Pedro y a los hermanos Santiago y Juan y los llevó a un monte alto. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto, los discípulos vieron a Moisés y Elías conversando con él. Pedro dijo a Jesús: —¡Señor, qué bien estamos aquí! Si quieres, haré aquí tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Aún estaba hablando Pedro, cuando quedaron envueltos en una nube luminosa de donde procedía una voz que decía: —Este es mi Hijo amado, en quien me complazco. Escuchadlo. Al oír esto, los discípulos se postraron rostro en tierra, sobrecogidos de miedo. Pero Jesús, acercándose a ellos, los tocó y les dijo: —Levantaos, no tengáis miedo. Ellos alzaron los ojos, y ya no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: —No contéis esta visión a nadie hasta que el Hijo del hombre haya resucitado. Los discípulos le preguntaron: —¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero? Jesús les contestó: —Es cierto que Elías ha de venir y ha de ponerlo todo en orden. Pero yo os aseguro que Elías ya vino, aunque ellos no lo reconocieron, sino que lo maltrataron a su antojo. Y el Hijo del hombre va a sufrir de la misma manera a manos de ellos. Entonces los discípulos cayeron en la cuenta de que Jesús estaba refiriéndose a Juan el Bautista.
MATEO 17:1-13 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Seis días después, Jesús tomó a Pedro y a los hermanos Santiago y Juan, y los llevó aparte a un monte alto. Allí, en presencia de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Su rostro brillaba como el sol y sus ropas se volvieron blancas como la luz. En esto vieron a Moisés y Elías conversando con él. Pedro dijo a Jesús: –Señor, ¡qué bien que estemos aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Mientras Pedro hablaba los envolvió una nube luminosa. Y de la nube salió una voz, que dijo: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido. Escuchadle.” Al oir esto, los discípulos se inclinaron hasta el suelo llenos de miedo. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: –Levantaos, no tengáis miedo. Entonces alzaron los ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: –No contéis a nadie esta visión, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado. Los discípulos preguntaron a Jesús: –¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero? Jesús contestó: –Es cierto que Elías ha de venir y que ha de poner todas las cosas en orden. Sin embargo, yo os digo que Elías ya vino, pero ellos no le reconocieron, sino que hicieron con él cuanto quisieron. De la misma manera va a sufrir a manos de ellos el Hijo del hombre. Entonces comprendieron los discípulos que Jesús les estaba hablando de Juan el Bautista.
MATEO 17:1-13 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó aparte, a una montaña alta. Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: ―Señor, ¡qué bueno sería que nos quedáramos aquí! Si quieres, levantaré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escuchadle!» Al oír esto, los discípulos se postraron sobre su rostro, aterrorizados. Pero Jesús se acercó a ellos y los tocó. ―Levantaos —les dijo—. No tengáis miedo. Cuando alzaron la vista, no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó: ―No le contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del hombre resucite. Entonces los discípulos le preguntaron a Jesús: ―¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero? ―Sin duda Elías viene, y restaurará todas las cosas —respondió Jesús—. Pero os digo que Elías ya vino, y no lo reconocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron. De la misma manera va a sufrir el Hijo del hombre a manos de ellos. Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista.