LUCAS 8:40-45
LUCAS 8:40-45 Reina Valera 2020 (RV2020)
Cuando volvió Jesús, la multitud le recibió con alegría, pues todo el mundo lo estaba esperando. Entonces un hombre llamado Jairo, alto dirigente de la sinagoga, se acercó a Jesús y postrándose a sus pies le rogaba que entrara en su casa porque la única hija que tenía, como de doce años de edad, se estaba muriendo. Y mientras se dirigía a la casa, la multitud se apiñaba en torno a él. Pero una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años y que había gastado en médicos todo cuanto tenía sin obtener remedio alguno para su mal, se acercó por detrás y tocó el borde del manto de Jesús. Al instante se detuvo la hemorragia. Entonces Jesús dijo: —¿Quién me ha tocado? Todos negaban haberlo hecho. Pedro dijo: —Maestro, la gente te aprieta, te oprime y preguntas ¿quién me ha tocado?
LUCAS 8:40-45 La Palabra (versión española) (BLP)
Cuando Jesús regresó, la gente lo recibió con alegría, pues todo el mundo estaba esperándolo. En esto llegó un hombre llamado Jairo, jefe de la sinagoga, el cual se postró a los pies de Jesús rogándole que fuera a su casa porque su única hija, de unos doce años de edad, estaba muriéndose. Mientras Jesús se dirigía allá, la gente se apiñaba a su alrededor. Entonces, una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años y que había gastado toda su fortuna en médicos, sin lograr que ninguno la curase, se acercó a Jesús por detrás y le tocó el borde del manto. En aquel mismo instante se detuvo su hemorragia. Jesús preguntó: —¿Quién me ha tocado? Todos negaban haberlo hecho, y Pedro le dijo: —Maestro, es la gente que te rodea y casi te aplasta.
LUCAS 8:40-45 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Cuando Jesús regresó al otro lado del lago, la gente le recibió con alegría, porque todos le estaban esperando. En esto llegó uno llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Este hombre se echó a los pies de Jesús suplicándole que fuera a su casa, porque su única hija, que tenía unos doce años, estaba a punto de morir. Mientras Jesús iba, se sentía oprimido por la multitud. Entre la gente había una mujer que desde hacía doce años estaba enferma, con hemorragias. Había gastado en médicos todo lo que tenía, pero ninguno la había podido sanar. Esta mujer se acercó a Jesús por detrás y tocó el borde de su capa, y en el acto se detuvo su hemorragia. Entonces Jesús preguntó: –¿Quién me ha tocado? Como todos negaban haberlo hecho, Pedro dijo: –Maestro, la gente te oprime y empuja por todos los lados.
LUCAS 8:40-45 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Cuando Jesús regresó, la multitud se alegró de verlo, pues todos estaban esperándolo. En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era un jefe de la sinagoga. Arrojándose a los pies de Jesús, le suplicaba que fuera a su casa, porque su única hija, de unos doce años, se estaba muriendo. Jesús se puso en camino y las multitudes lo apretujaban. Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias, sin que nadie pudiera sanarla. Ella se le acercó por detrás y tocó el borde del manto, y al instante cesó su hemorragia. ―¿Quién me ha tocado? —preguntó Jesús. Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo: ―Maestro, son multitudes las que te aprietan y te oprimen.