LUCAS 3:1-9
LUCAS 3:1-9 Reina Valera 2020 (RV2020)
Transcurría el año decimoquinto del imperio de Tiberio César. Poncio Pilato era gobernador de Judea; Herodes, tetrarca de Galilea; su hermano Felipe, tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite; y Lisanias tetrarca de Abilinia. En ese tiempo, ostentando Anás y Caifás el cargo de sumos sacerdotes, Dios habló en el desierto a Juan, hijo de Zacarías, y Juan comenzó a predicar por toda la región contigua al Jordán el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados. Está escrito así en el libro del profeta Isaías, que dice: Voz de uno que clama en el desierto: «Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Todo valle será allanado y todo monte y collado será nivelado. Los caminos torcidos se enderezarán y los ásperos quedarán allanados. Todo el mundo verá la salvación de Dios». Y decía a las multitudes que salían para que las bautizase: —¡Generación de víboras!, ¿quién os ha advertido para que huyáis de la ira venidera? Obrad de manera que vuestros actos sean resultado del arrepentimiento. No andéis, pues, diciendo dentro de vosotros mismos: «Tenemos a Abrahán por padre», porque os digo que Dios puede sacar hijos de Abrahán aun de estas piedras. El hacha ya está dispuesta para cortar de raíz los árboles y, por tanto, el árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego.
LUCAS 3:1-9 La Palabra (versión española) (BLP)
Corría el año quince del reinado del emperador Tiberio. Poncio Pilato gobernaba en Judea; Herodes, en Galilea; su hermano Filipo, en Iturea y Traconítida, y Lisanias, en Abilene. Y Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes. Fue entonces cuando Dios habló en el desierto a Juan, el hijo de Zacarías. Comenzó Juan a recorrer las tierras ribereñas del Jordán proclamando un bautismo como signo de conversión para recibir el perdón de los pecados. Así estaba escrito en el libro del profeta Isaías: Se oye una voz; alguien clama en el desierto: «¡Preparad el camino del Señor; abrid sendas rectas para él! ¡Que se nivelen los barrancos y se allanen las colinas y las lomas! ¡Que se enderecen los caminos sinuosos y los ásperos se nivelen, para que todo el mundo contemple la salvación que Dios envía!». Decía, pues, Juan a la mucha gente que venía para que la bautizara: —¡Hijos de víboras! ¿Quién os ha avisado para que huyáis del inminente castigo? Demostrad con hechos vuestra conversión y no andéis pensando que sois descendientes de Abrahán. Porque os digo que Dios puede sacar de estas piedras descendientes de Abrahán. Ya está el hacha preparada para cortar de raíz los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
LUCAS 3:1-9 Reina Valera 2020 (RV2020)
Transcurría el año decimoquinto del imperio de Tiberio César. Poncio Pilato era gobernador de Judea; Herodes, tetrarca de Galilea; su hermano Felipe, tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite; y Lisanias tetrarca de Abilinia. En ese tiempo, ostentando Anás y Caifás el cargo de sumos sacerdotes, Dios habló en el desierto a Juan, hijo de Zacarías, y Juan comenzó a predicar por toda la región contigua al Jordán el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados. Está escrito así en el libro del profeta Isaías, que dice: Voz de uno que clama en el desierto: «Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Todo valle será allanado y todo monte y collado será nivelado. Los caminos torcidos se enderezarán y los ásperos quedarán allanados. Todo el mundo verá la salvación de Dios». Y decía a las multitudes que salían para que las bautizase: —¡Generación de víboras!, ¿quién os ha advertido para que huyáis de la ira venidera? Obrad de manera que vuestros actos sean resultado del arrepentimiento. No andéis, pues, diciendo dentro de vosotros mismos: «Tenemos a Abrahán por padre», porque os digo que Dios puede sacar hijos de Abrahán aun de estas piedras. El hacha ya está dispuesta para cortar de raíz los árboles y, por tanto, el árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego.
LUCAS 3:1-9 La Palabra (versión española) (BLP)
Corría el año quince del reinado del emperador Tiberio. Poncio Pilato gobernaba en Judea; Herodes, en Galilea; su hermano Filipo, en Iturea y Traconítida, y Lisanias, en Abilene. Y Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes. Fue entonces cuando Dios habló en el desierto a Juan, el hijo de Zacarías. Comenzó Juan a recorrer las tierras ribereñas del Jordán proclamando un bautismo como signo de conversión para recibir el perdón de los pecados. Así estaba escrito en el libro del profeta Isaías: Se oye una voz; alguien clama en el desierto: «¡Preparad el camino del Señor; abrid sendas rectas para él! ¡Que se nivelen los barrancos y se allanen las colinas y las lomas! ¡Que se enderecen los caminos sinuosos y los ásperos se nivelen, para que todo el mundo contemple la salvación que Dios envía!». Decía, pues, Juan a la mucha gente que venía para que la bautizara: —¡Hijos de víboras! ¿Quién os ha avisado para que huyáis del inminente castigo? Demostrad con hechos vuestra conversión y no andéis pensando que sois descendientes de Abrahán. Porque os digo que Dios puede sacar de estas piedras descendientes de Abrahán. Ya está el hacha preparada para cortar de raíz los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
LUCAS 3:1-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En el año quince del gobierno del emperador Tiberio, Poncio Pilato era gobernador de Judea, Herodes gobernaba en Galilea, su hermano Filipo gobernaba en Iturea y Traconítide, y Lisanias gobernaba en Abilene. Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes. Por aquel tiempo habló Dios en el desierto a Juan, el hijo de Zacarías, y Juan pasó por toda la región del río Jordán diciendo a la gente que debían convertirse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados. Esto sucedió como el profeta Isaías había escrito: “Se oye la voz de alguien que grita en el desierto: ‘¡Preparad el camino del Señor; abridle un camino recto! Todo valle será rellenado, todo monte y colina será nivelado, los caminos torcidos serán enderezados y allanados los caminos escabrosos. Todo el mundo verá la salvación que Dios envía.’ ” Y decía Juan a la gente que acudía a él para recibir el bautismo: “¡Raza de víboras!, ¿quién os ha dicho que vais a libraros del terrible castigo que se acerca? Demostrad con vuestros actos que os habéis convertido a Dios y no os digáis a vosotros mismos: ‘Nosotros somos descendientes de Abraham’, porque os aseguro que incluso de estas piedras puede Dios sacar descendientes a Abraham. Además, el hacha ya está lista para cortar de raíz los árboles. Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.”
LUCAS 3:1-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En el año quince del reinado de Tiberio César, Poncio Pilato gobernaba la provincia de Judea; Herodes era tetrarca en Galilea; su hermano Felipe, en Iturea y Traconite; y Lisanias, en Abilene; el sumo sacerdocio lo ejercían Anás y Caifás. En aquel entonces, la palabra de Dios llegó a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Juan recorría toda la región del Jordán predicando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados. Así está escrito en el libro del profeta Isaías: «Voz de uno que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina serán allanadas. Los caminos torcidos se enderezarán, las sendas escabrosas quedarán llanas. Y todo mortal verá la salvación de Dios”». Muchos acudían a Juan para que los bautizara. ―¡Camada de víboras! —les advirtió—. ¿Quién os dijo que podríais escapar del castigo que se acerca? Producid frutos que demuestren arrepentimiento. Y no os pongáis a pensar: “Tenemos a Abraham por padre”. Porque os digo que aun de estas piedras Dios es capaz de darle hijos a Abraham. Es más, el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no produzca buen fruto será cortado y arrojado al fuego.