LUCAS 24:36-53
LUCAS 24:36-53 Reina Valera 2020 (RV2020)
Aún estaban hablando de estas cosas cuando Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: —¡Paz a vosotros! Ellos, sobresaltados y asustados creían estar viendo un espíritu. Pero él les dijo: —¿Por qué os asustáis? ¿Por qué albergáis tantas dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: ¡soy yo! Palpad y ved: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Pero como ellos, por el gozo y la sorpresa que tenían, no se lo acababan de creer, les dijo: —¿Tenéis aquí algo de comer? Le dieron un trozo de pescado asado y un panal de miel. Él lo tomó y comió delante de ellos. Luego les dijo: —Cuando aún estaba con vosotros ya os dije que era necesario que se cumpliera todo lo que acerca de mí está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos. Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras. Y añadió: —Así está escrito y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día, y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas. Sabed que yo os enviaré la promesa de mi Padre, pero quedaos en Jerusalén hasta que seáis investidos del poder que viene desde lo alto. Después los llevó fuera de la ciudad hasta Betania y alzando sus manos los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de haberlo adorado, volvieron a Jerusalén llenos de alegría y siempre estaban en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.
LUCAS 24:36-53 La Palabra (versión española) (BLP)
Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: —¡La paz sea con vosotros! Sorprendidos y muy asustados, creían estar viendo un fantasma. Pero Jesús les dijo: —¿Por qué os asustáis y por qué dudáis tanto en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo mismo. Tocadme y miradme. Los fantasmas no tienen carne ni huesos, como veis que yo tengo. Al decir esto, les mostró las manos y los pies. Pero aunque estaban llenos de alegría, no se lo acababan de creer a causa del asombro. Así que Jesús les preguntó: —¿Tenéis aquí algo de comer? Le ofrecieron un trozo de pescado asado, que él tomó y comió en presencia de todos. Luego les dijo: —Cuando aún estaba con vosotros, ya os advertí que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos. Entonces abrió su mente para que comprendieran el sentido de las Escrituras. Y añadió: —Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; y también que en su nombre se ha de proclamar a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, un mensaje de conversión y de perdón de los pecados. Vosotros sois testigos de todas estas cosas. Mirad, yo voy a enviaros el don prometido por mi Padre. Quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis la fuerza que viene de Dios. Más tarde, Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta las cercanías de Betania. Allí, levantando las manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén llenos de alegría. Y estaban constantemente en el Templo bendiciendo a Dios.
LUCAS 24:36-53 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo: –Paz a vosotros. Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo: –¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón? Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Al decirles esto, les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó: –¿Tenéis aquí algo de comer? Le dieron un trozo de pescado asado, y él lo tomó y lo comió en su presencia. Luego les dijo: –A esto me refería cuando, estando aún con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos, tenía que cumplirse. Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: –Está escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; y que en su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Vosotros sois testigos de estas cosas. Y yo enviaré sobre vosotros lo que mi Padre prometió. Pero vosotros quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis el poder que viene de Dios. Luego Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta Betania, y alzando las manos los bendijo. Y mientras los bendecía se apartó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de adorarle, volvieron muy contentos a Jerusalén. Y estaban siempre en el templo, alabando a Dios.
LUCAS 24:36-53 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Todavía estaban ellos hablando acerca de esto, cuando Jesús mismo se puso en medio de ellos y les dijo: ―Paz a vosotros. Aterrorizados, creyeron que veían a un espíritu. ―¿Por qué os asustáis tanto? —les preguntó—. ¿Por qué dudáis? Mirad mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo! Tocadme y ved; un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que tengo yo. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acababan de creerlo a causa de la alegría y del asombro, les preguntó: ―¿Tenéis aquí algo de comer? Le dieron un pedazo de pescado asado, así que lo tomó y se lo comió delante de ellos. Luego les dijo: ―Cuando todavía estaba yo con vosotros, os decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras. ―Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día, y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas. Ahora voy a enviaros lo que ha prometido mi Padre; pero quedaos en la ciudad hasta que seáis revestidos del poder de lo alto. Después los llevó Jesús hasta Betania; allí alzó las manos y los bendijo. Sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, entonces, lo adoraron y luego regresaron a Jerusalén con gran alegría. Y estaban continuamente en el templo, alabando a Dios.