LUCAS 18:15-30
LUCAS 18:15-30 Reina Valera 2020 (RV2020)
A Jesús le llevaban también los niños para que los bendijese. Cuando los discípulos vieron esto, reprendieron a quienes los llevaban. Pero Jesús, llamando a los niños, dijo: —Dejad que los niños vengan a mí. No se lo impidáis, porque el reino de Dios es para los que son como ellos. Os aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño no entrará en él. Uno de los dirigentes le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: —¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios. Sabes los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre . Él replicó: —Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Al oír esto, Jesús le respondió: —Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así te harás un tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. El hombre, oídas estas cosas, se puso muy triste porque era muy rico. Y Jesús, viéndole tan triste dijo: —¡Qué difícil les va a resultar entrar en el reino de Dios a quienes tienes riquezas! Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios. Los que oyeron esto se preguntaban: —Entonces, ¿quién podrá salvarse? Jesús respondió: —Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Entonces Pedro dijo: —Nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. Y él replicó: —Os aseguro que no hay nadie que, habiendo dejado casa o padres o hermanos o mujer o hijos por el reino de Dios, no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el tiempo venidero la vida eterna.
LUCAS 18:15-30 La Palabra (versión española) (BLP)
Llevaron unos niños a Jesús para que los bendijese. Los discípulos, al verlo, reñían a quienes los llevaban; pero Jesús, llamando a los niños, dijo: —Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es para los que son como ellos. Os aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Uno de los jefes de los judíos preguntó a Jesús: —Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le dijo: —¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solamente Dios. Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no des falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre. El dignatario respondió: —Todo eso lo he guardado desde mi adolescencia. Al escuchar estas palabras, Jesús le dijo: —Aún te falta algo: vende todo lo que posees y reparte el producto entre los pobres. Así te harás un tesoro en el cielo. Luego, vuelve aquí y sígueme. Cuando el hombre oyó esto, se entristeció mucho, porque era muy rico. Jesús, viéndolo tan triste, dijo: —¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios. Los que estaban escuchando preguntaron: —Pues, en ese caso, ¿quién podrá salvarse? Jesús contestó: —Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Pedro le dijo entonces: —Tú sabes que nosotros hemos dejado nuestras cosas para seguirte. Jesús les dijo: —Os aseguro que todo aquel que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por causa del reino de Dios, recibirá mucho más en este mundo, y en el mundo venidero recibirá la vida eterna.
LUCAS 18:15-30 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
También llevaban niños a Jesús, para que los tocara; pero los discípulos, al verlo, reprendían a quienes los llevaban. Entonces Jesús los llamó y dijo: –Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Os aseguro que el que no acepta el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Uno de los jefes preguntó a Jesús: –Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: –¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. Ya sabes los mandamientos: ‘No cometas adulterio, no mates, no robes, no mientas en perjuicio de nadie y honra a tu padre y a tu madre.’ El hombre le dijo: –Todo eso lo he cumplido desde joven. Al oirlo, Jesús le contestó: –Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riquezas en el cielo. Luego ven y sígueme. Pero cuando el hombre oyó esto se puso muy triste, porque era muy rico. Jesús, viéndole tan triste, dijo: –¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios! Más fácil es para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios. Los que lo oyeron preguntaron: –Entonces, ¿quién podrá salvarse? Jesús les contestó: –Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Pedro le dijo: –Señor, nosotros hemos dejado todo lo nuestro y te hemos seguido. Él les respondió: –Os aseguro que todo el que por causa del reino de Dios haya dejado casa, esposa, hermanos, padres o hijos, recibirá mucho más en este mundo, y en el mundo venidero recibirá la vida eterna.
LUCAS 18:15-30 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
También le llevaban niños pequeños a Jesús para que los tocara. Al ver esto, los discípulos reprendían a quienes los llevaban. Pero Jesús llamó a los niños y dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Os aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño de ninguna manera entrará en él». Cierto dirigente le preguntó: ―Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? ―¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino solo Dios. Ya sabes los mandamientos: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no presentes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre”. ―Todo eso lo he cumplido desde que era joven —dijo el hombre. Al oír esto, Jesús añadió: ―Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Cuando el hombre oyó esto, se entristeció mucho, pues era muy rico. Al verlo tan afligido, Jesús comentó: ―¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! En realidad, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios. Los que lo oyeron preguntaron: ―Entonces, ¿quién podrá salvarse? ―Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios —aclaró Jesús. ―Mira —le dijo Pedro—, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos para seguirte. ―Os aseguro —respondió Jesús— que todo el que por causa del reino de Dios haya dejado casa, esposa, hermanos, padres o hijos recibirá mucho más en este tiempo; y en la edad venidera, la vida eterna.