LUCAS 18:1-5
LUCAS 18:1-5 Reina Valera 2020 (RV2020)
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, sin cesar: —Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a nadie. Había también en aquella ciudad una viuda que acudió al juez y le dijo: «Hazme justicia ante mi adversario». El juez no le hizo caso durante algún tiempo, pero después se puso a pensar: «Aunque no temo a Dios ni tengo respeto a nadie, voy a hacer justicia a esta viuda para que deje de molestarme, no sea que al final se me agote la paciencia».
LUCAS 18:1-5 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre y no desanimarse. Les dijo: “Había en un pueblo un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Y en el mismo pueblo vivía también una viuda, que tenía planteado un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. Durante mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero finalmente pensó: ‘Yo no temo a Dios ni respeto a los hombres. Sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, le haré justicia, para que no siga viniendo y acabe con mi paciencia.’ ”
LUCAS 18:1-5 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Jesús contó una parábola a sus discípulos para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse. Les dijo: «Había en cierto pueblo un juez que no tenía temor de Dios ni consideración por nadie. En el mismo pueblo había una viuda que insistía en pedirle: “Hazme justicia contra mi adversario”. Durante algún tiempo él se negó, pero por fin concluyó: “Aunque no temo a Dios ni tengo consideración por nadie, como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible”».
LUCAS 18:1-5 La Palabra (versión española) (BLP)
Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar en cualquier circunstancia, sin jamás desanimarse. Les dijo: —Había una vez en cierta ciudad un juez que no temía a Dios ni respetaba a persona alguna. Vivía también en la misma ciudad una viuda que acudió al juez, rogándole: «Hazme justicia frente a mi adversario». Durante mucho tiempo, el juez no quiso hacerle caso, pero al fin pensó: «Aunque no temo a Dios ni tengo respeto a nadie, voy a hacer justicia a esta viuda para evitar que me siga importunando. Así me dejará en paz de una vez».